ARP
                      La Alternativa Racional.
                    Boletín No. 
                      24.
                      
                    ARP
                      La alternativa Racional.
                    No. 24 Marzo de 1992
                    Entrevista con Jorge Wagensberg, director del museo de 
                      la ciencia.
                    Mario Bunge: La percepción de la ciencia en Norteamérica.
                    Astronomía frente a Astrología.
                    Piltdown, los paradigmas y lo paranormal.
                    pag-1
                    La Alternativa Racional
                    Órgano informativo de la asociación Alternativa 
                      Racional a las 
                      Pseudociencias (ARP).
                    Depósito Legal: BI.11-1986.
                    Editores: Félix Ares de Blas, Jesús Martínez 
                      Villaro
                    Composición: Jesús Martínez Villaro
                    Impresión: Imprenta Kopiak, C/Máximo Aguirre, 
                      23 48010 BILBAO
                    Precio de suscripción: España y Portugal: 
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                      Donostia-San 
                      Sebastián
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                    Presidente: Félix Ares de Blas
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                      Villaro
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                    Asesores: Luis Angulo Suardiaz, Alberto Hidalgo Tuñón, 
                      Víctor Sanz 
                      Larrinaga, Mario Bohoslavsky, Álvaro Fernández 
                      Fernández, Manuel Toharia.
                    Dibujos: Aitor Fernández de Quincoces, Antonio Vizcarra, 
                      Félix Ares, 
                      Javier Armentia
                    La Alternativa Racional mantiene intercambio de contenidos 
                      con otras 
                      publicaciones escépticas de asociaciones reconocidas 
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                      responsabilidad 
                      de los autores.
                    Socios de Honor: Gustavo Bueno, Mario Bunge, Paul Kurtz
                    Número 24. Año VII. Marzo 1992
                    Editorial............................................. 
                      2
                    Piltdown, los paradigmas y lo paranormal.............. 
                      4
                    Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia.... 
                      5
                    Un día de psicofonía.................................. 
                      13
                    La astrologoadicción.................................. 
                      14
                    El Carbono 14 y la Sábana Santa, ¿vencedor 
                      o vencido?. 16
                    La percepción popular de la ciencia en norteamérica... 
                      20
                    En torno al artículo: Homeopatía último 
                      balance....... 28
                    La astronomía frente a la astrología.................. 
                      29
                    Libros................................................ 
                      41
                    pag-2
                    Asociaciones de consumidores: ¿Amigos o enemigos?
                    Siempre había pensado que las asociaciones de consumidores 
                      eran nuestros 
                      aliados. Al fin de cuentas pretenden hacer exhaustivos análisis 
                      de los 
                      productos que hay en el mercado y exigir una calidad adecuada 
                      y un 
                      etiquetado que diga la verdad. He visto que denunciaban 
                      a ciertas 
                      hamburguesas por tener demasiadas grasas saturadas y a determinadas 
                      
                      medicinas por representar peligros para la salud.
                    Últimamente me he visto desagradablemente sorprendido 
                      al ver que en 
                      Bélgica un grupo de consumidores está presionando 
                      sobre la Seguridad 
                      Social para que reembolse los gastos por medicinas "naturales" 
                      incluyendo 
                      la homeopatía.
                    Y ya más cerca, en nuestro país, por dos 
                      veces he visto cómo la revista 
                      OCU Compra Maestra recomendaba la homeopatía y otras 
                      medicinas paralelas. 
                      Por ejemplo, como botón de muestra, reproduzco lo 
                      que se dice el artículo 
                      El estrés y los tranquilizantes, aparecido en dicha 
                      revista en nº 139, 
                      correspondiente a marzo de 1992 en las páginas 35 
                      a 38:
                    La Homeopatía
                    En este tipo de medicina, más que en ninguna otra, 
                      el remedio es algo 
                      personalizado, es decir, adoptado a la personalidad fisiológica 
                      y 
                      psíquica del paciente. Por ejemplo, si el homeópata 
                      constata, tras un
                      interrogatorio del paciente, que habitualmente éste 
                      reacciona ante el 
                      estrés mediante la huida, prescribirá un determinado 
                      remedio. Si, por el 
                      contrario, constata que reacciona por inercia, prescribirá 
                      otro 
                      diferente.
                    Un tratamiento homeopático ofrece resultados imprevisibles: 
                      unas veces 
                      son espectaculares y muy rápidos (en el caso de que 
                      el tratamiento sea 
                      adecuado), otras totalmente inexistente (si no lo es).
                    Ni una palabra de mención a que la homeopatía 
                      está, cuando menos 
                      cuestionada. Ni la más mínima concesión 
                      a la duda. Más bien todo lo 
                      contrario; para el lector superficial ha dicho que funciona: 
                      ofrece 
                      resultados espectaculares y muy rápidos si el tratamiento 
                      es el adecuado.
                    Para el lector atento es inútil decirle que tal 
                      como está enunciado es 
                      totalmente infalsable: a veces funciona -si acierta-, a 
                      veces no -si se 
                      equivoca-. Si tenemos en cuenta que el tratamiento homeopático 
                      la mayor 
                      parte de las veces se aplica a aquel tipo de enfermedades 
                      en las que 
                      también funciona el efecto placebo, es decir aquel 
                      tipo de dolencias que 
                      se curan por si solas, la conclusión es evidente: 
                      cara, gano yo; cruz tú 
                      pierdes. Si el enfermo se cura es que el médico acertó, 
                      sino se cura es 
                      que se equivocó. Nunca se cuestiona la homeopatía.
                    pag-3
                    Ya estaban informados
                    Hay otras dos cosas que me preocupan, la primera es que 
                      en un artículo 
                      anterior, en el que también recomendaban la homeopatía 
                      para curar las 
                      almorranas, les mandé una nota diciendo que me sorprendía 
                      que una revista 
                      de defensa del consumidor no advirtiera a sus lectores que 
                      la "medicina" 
                      homeopática estaba puesta en tela de juicio por muchos 
                      investigadores. 
                      Por supuesto que les ofrecía la colaboración 
                      gratuita de los 
                      especialistas de ARP para lo que quisieran. No sólo 
                      no me contestaron, ni 
                      publicaron mi carta, sino que unos números después 
                      vuelven a la carga.
                    Agua por cualquier otro nombre.
                    La segunda cuestión que me preocupa es la de la 
                      fiabilidad de los 
                      análisis de dichas revistas, pues lo miremos, como 
                      lo miremos, las 
                      medicinas homeopáticas no dejan de ser agua. Sin 
                      embargo su etiquetado es 
                      confuso: Opium 16 CH, Raphanus 5 CH, etc.
                    ¿No son las organizaciones de consumidores los paladines 
                      de la lucha 
                      contra el falso etiquetado?
                    ¿Amigos o enemigos?
                    Al final me entrado la duda. No se si las organizaciones 
                      de consumidores 
                      son o no compañeros de nuestro viaje.
                    Una carta para que la OCU reflexione.
                    En el nº 195 de la revista Afis, hay una carta del 
                      Dr. en medicina Iulius 
                      Rosner de la cual extraigo un párrafo con la intención 
                      de que llegue a 
                      los redactores de OCU Compra Maestra:
                    ...La renuncia a las extraordinarias técnicas modernas 
                      [como hace la 
                      homeopatía] algunas veces lleva al drama: el último 
                      que yo he vívido es 
                      el de una mujer de 46 años a la que la diagnostiqué 
                      demasiado tarde para 
                      ella por desgracia, un tumor pulmonar que se estaba infiltrando 
                      en la 
                      pleura. Ella se había hecho tratar durante 8 meses 
                      de dolores torácicos y 
                      fatiga por un médico homeópata que le ha negado 
                      cualquier examen 
                      paraclínico: ¡el ha tratado el "terreno"! 
                      Esta desgraciada ha pagado con 
                      su vida su cariño ciego a una medicina sin efectos 
                      secundarios.
                    No niego que la homeopatía pueda tener, como la 
                      medicina racional, éxitos 
                      brillantes en las enfermedades de curación espontánea, 
                      pero desde el 
                      momento que un enfermo tiene una afección susceptible 
                      de amenazar su vida 
                      la ciencia le ofrece a menudo una posibilidad de curarse. 
                      La homeopatía 
                      le quita esta posibilidad; ¡ el efecto iatrógeno 
                      de la homeopatía es la 
                      pérdida de posibilidades!
                    Lamento que los artículos de 0CU-Compra Maestra 
                      hayan omitido este 
                      aspecto esencial.
                    Gracias a los amigos que nos han proporcionado datos y 
                      críticas.
                    Antes de acabar quiero dar las gracias a Manuel Borraz 
                      Aymerich y a 
                      Emilio Quilez Royo dar los datos y sugerencias que nos han 
                      enviado. 
                      Lamentablemente, cuando nos llegaron las cartas este número 
                      de LAR ya 
                      estaba casi terminado, así que no tenemos espacio 
                      para incluir sus 
                      aportaciones. Procuraremos hacerlo en el próximo 
                      número. Muchas gracias a 
                      ambos.
                    Ritos Mistéricos
                    En su comentario de libros, M. Quintana, habla de la Nueva 
                      Era y de los 
                      ritos mistéricos. Algunos de nosotros estamos muy 
                      interesados en conocer 
                      algo más sobre los citados ritos. Parece ser que 
                      un buen resumen es el 
                      trabajo de Ángel Álvarez Miranda titulado 
                      Las religiones mistéricas, 
                      publicado por la Revista de Occidente en 1961. Si algún 
                      lector pudiera 
                      enviarnos fotocopia del mismo le quedaríamos muy 
                      agradecidos.
                    pag-4
                    Piltdown, los paradigmas y lo paranormal
                    El caso del hombre de Piltdown proporciona un excelente 
                      modelo de cómo se 
                      comporto la ciencia ante aquellos planteamientos que pretenden 
                      derribar 
                      los paradigmas existentes.
                    Kenneth L. Feder.
                    Kenneth L. Feder pertenece, al Departamento de Antropología 
                      de la 
                      Universidad Central del Estado de Connecticut, de New Britain, 
                      
                      Connecticut 060050. El presente artículo proviene 
                      de The Skeptical 
                      Inquirer, Vol.14, No.4/Summer 1990.
                    La pseudociencia es una empresa polimorfa; la amplitud 
                      de las 
                      pretensiones pseudocientíficas es inmensa. El mundo 
                      sería muy diferente 
                      de lo que la ciencia ortodoxa supone si se concediera validez 
                      a las 
                      aserciones de los psíquicos, astrólogos, clarividentes, 
                      terapeutas
                      ultramundanos, ufólogos, entusiastas de los astronautas 
                      de la antigüedad, 
                      zahoríes, creacionistas, piramidólogos, adivinos 
                      con bola de cristal, 
                      curanderos por la fe, y demás partidarios de las 
                      miríadas de creencias en 
                      lo paranormal, lo oculto y lo sobrenatural.
                    Las pretensiones formuladas por los proponentes de estos 
                      diversos 
                      fenómenos o perspectivas son algo más que 
                      simplemente extremas. Estas 
                      desafían fundamentalmente en mayor o menor grado 
                      los paradigmas 
                      existentes -la forma en que percibimos el mundo a nuestro 
                      alrededor, 
                      algunos aspectos específicos del universo o la realidad-. 
                      En el marco del 
                      discurso científico, sin embargo, no puede decirse 
                      que las pretensiones 
                      formuladas por los parapsicólogos y los ocultistas 
                      sean imposibles 
                      simplemente porque suenen a improbable o porque su aceptación 
                      pudiera 
                      alterar la forma en que vemos la realidad. Ciertamente los 
                      científicos 
                      aludidos necesitan acceder a cada caso por separado. Las 
                      páginas de esta 
                      revista han presenciado muchos intentos afortunados de mostrar 
                      
                      específicamente por qué algunas de esas afirmaciones 
                      eran 
                      pseudocientíficas.
                    Sin embargo, como ha señalado Al Seckel (1989), 
                      refutar o desenmascarar 
                      pretensiones individuales, sí bien es importante 
                      simplemente es 
                      insuficiente. Siempre habrá más pretensiones. 
                      Refutar el mito del 
                      Triángulo de las Bermudas, por ejemplo no conduce 
                      necesariamente al 
                      reconocimiento de la pseudociencia en la ufología 
                      o en los astronautas de 
                      la antigüedad.
                    Quizá sea justamente así de importante para 
                      aquellos de nosotros quienes 
                      estamos vinculados a la indagación escéptica, 
                      porque nos muestra cómo 
                      funciona la ciencia y cómo maneja las afirmaciones 
                      o pretensiones nuevas, 
                      revolucionarias, paranormales o de otro tipo. Necesitamos 
                      preguntarnos: 
                      ¿En qué bases se sostienen o caen nuestros 
                      paradigmas científicos? De 
                      esta manera podemos mostrar que los científicos manejan 
                      las afirmaciones 
                      hechas en pseudociencia de una forma idéntica a como 
                      lo hacen con otras 
                      afirmaciones que desafían nuestra actual comprensión 
                      del universo.
                    En este tema, la historia reciente de la teoría 
                      evolutiva del hombre 
                      proporciona un modelo excelente sobre cómo actúa 
                      la ciencia con las 
                      afirmaciones que pretenden derribar nuestros actuales paradigmas. 
                      Lo 
                      expondré con la esperanza de que otros puedan encontrarlo 
                      útil en sus 
                      discusiones sobre la naturaleza del razonamiento científico, 
                      
                      especialmente cuando los científicos se enfrentan 
                      a componentes 
                      emocionales ante visiones concretas, al pensamiento anhelante 
                      o al engaño 
                      descarado.
                    ¿Monos erectos o humanos cuadrúpedos?
                    Tras la publicación de El Origen de las Especies 
                      de Darwin en 1859, 
                      muchos pensadores aplicaron la idea de la selección 
                      natural a especies 
                      que Darwin no mencionó en su trabajo; aplicaron sus 
                      teorías en los seres 
                      humanos. Con una pequeñísima evidencia fósil 
                      para empezar, construyeron 
                      un escenario plausible.
                    Los taxonomistas biológicos desde siempre han reconocido 
                      la similitud 
                      física entre los humanos y otros primates, en particular 
                      los monos. Lo 
                      que diferencia profundamente a los humanos de otros primates 
                      es su 
                      inteligencia, hecha posible por un grande y muy complejo 
                      cerebro. El 
                      cerebro humano era el aspecto de nuestra especie que parecía 
                      ser el más 
                      diferente -el más altamente evolucionado- cuando 
                      se
                    pag-5
                    comparó con algunas hipotéticas especies 
                      ancestrales comunes para 
                      nosotros y los monos. Nuestra inteligencia, se dijo, tiene 
                      por tanto que 
                      haber empezado a evolucionar antes que otros rasgos exclusivos. 
                      Así, se 
                      esperaba que los fósiles ancestrales de nuestra especie 
                      mostraran primero 
                      el desarrollo de un cerebro similar al humano, con un cuerpo 
                      simiesco más 
                      atrasado evolutivamente. Tal como señala el escritor 
                      Charles Blinderman, 
                      tales investigadores como el anatomista inglés Grafton 
                      Elliot Smith 
                      fueron bastante explícitos prediciendo el descubrimiento 
                      de ancestros 
                      humanos con grandes cerebros y cuerpos primitivos (1986:36). 
                      
                      Posteriormente, Smith fue así de lejos cuando caracterizó 
                      al hombre 
                      primitivo como "meramente un mono con un cerebro sobredimensionado" 
                      
                      (1927:105-106). El paradigma de evolución basada 
                      en el cerebro se acomodó 
                      a la sensibilidad de finales del siglo diecinueve y comienzos 
                      del veinte: 
                      si fuéramos ciertamente primos del mono al menos 
                      habrían sido nuestros 
                      cerebros lo primero que nos distinguiera de nuestros ancestros 
                      comunes.
                    Sin embargo, el registro fósil no se acomodaba a 
                      este escenario. Tanto el 
                      hallazgo de Neandertal en la segunda mitad del siglo diecinueve 
                      como el 
                      descubrimiento del Hombre de Java en 1891 muestran un ancestro 
                      fósil 
                      virtualmente moderno respecto al de cuello inclinado y demasiado 
                      
                      primitivo respecto al de cuello erguido -contrariamente 
                      a lo esperado-. 
                      Innecesario decir que ello causó cierta confusión 
                      entre los 
                      investigadores. Algunos intentaron al principio remediar 
                      de algún modo 
                      estos datos inconvenientes y durante un tiempo las reconstrucciones 
                      de 
                      Neandertal tendieron a representar lo más simiesco. 
                      Sin embargo, tal como 
                      mostró la evidencia, estando algunos tan comprometidos 
                      con el paradigma 
                      de la evolución centrada en el cerebro, muchos adoptaron 
                      un modelo en el 
                      cual la postura erecta era significativamente anterior al 
                      desarrollo del 
                      cerebro humano moderno. No les hizo gracia pero tenían 
                      muy poco a elegir; 
                      era la evidencia la que marcaba la pauta. La idea de que 
                      los humanos 
                      comenzaron su historia evolutiva como un simio erecto en 
                      vez de un hombre 
                      cuadrúpedo comenzó a alcanzar popularidad 
                      a finales del siglo diecinueve 
                      y comienzos del veinte, al tiempo que cada vez más 
                      fósiles parecían 
                      confirmar esta perspectiva.
                    Este era el estado de las cosas cuando la publicación 
                      británica Nature, 
                      dio cuenta el 5 de diciembre de 1912 del hallazgo de un 
                      importante fósil 
                      humano en Sussex, en un lugar llamado Piltdown, al sur de 
                      Inglaterra. 
                      (Ver Weiner 1955, Millar 1972 y Blindreman 1986 para un 
                      relato detallado 
                      de la historia de Piltdown; ver también Feder 1990) 
                      El descubrimiento 
                      consistía en un cráneo y una mandíbula 
                      inferior que parecía confirmar, si 
                      no la prevalencia, al menos la realidad del paradigma original; 
                      el cráneo 
                      en sí era indistinguible respecto el de los humanos 
                      modernos pero la 
                      mandíbula era bastante primitiva y semejante a la 
                      de un mono (fig. 1). 
                      Por su datación este fósil parecía 
                      pertenecer a un periodo geológico 
                      anterior al que se adscribía el Neandertal, tan antiguo 
                      al menos como el 
                      Hombre de Java.
                    Figura 1. Reconstrucción del cráneo de Piltdown. 
                      Las áreas punteadas 
                      representan los fragmentos fósiles recuperados de 
                      hecho. El cráneo es 
                      grande, con un perfil y una frente pronunciada, como el 
                      del moderno Homo 
                      Sapiens. La mandíbula, en cambio, es muy similar 
                      a la del mono, sin 
                      mentón y con una configuración que exige un 
                      prognatismo facial (1) 
                      semejante al del mono.
                    Muchos investigadores, algunos muy célebres, se 
                      aprovecharon sin vacilar 
                      del descubrimiento de Piltdown. Dijeron que el hombre de 
                      Piltdown -que 
                      fue denominado Eoanthropus dawsoni, u Hombre Dawn de Dawson 
                      en honor de 
                      su descubridor, Charles Dawson- era el verdadero ancestro 
                      humano. Los 
                      especímenes de Java y Neandertal, con sus cerebros 
                      más primitivos se 
                      consideraron, por tanto, ramas extinguidas de la principal 
                      línea 
                      evolutiva humana, en cuya base se colocó al Eoanthropus
                      (ver fig. 2). De este modo, al menos para algunos, parecía 
                      restaurarse el 
                      paradigma más
                    pag-6
                    viejo y preferido; en la evolución del hombre fue 
                      el cerebro, en 
                      definitiva, lo que primero evolucionó hasta su forma 
                      actual, y, según se 
                      desprendía de la mandíbula inferior encontrada, 
                      con en cuerpo en un 
                      momento evolutivo posterior.
                    Claramente, el Eoanthropus habría desbancado el 
                      paradigma existente, tan 
                      correctamente arropado por la evidencia fósil acumulada 
                      durante más de 50 
                      años, pero sólo si la investigación 
                      posterior hubiese proporcionado un 
                      soporte adicional a la noción de la evolución 
                      centrada en el cerebro en 
                      la temprana evolución humana. Unos pocos datos enigmáticos, 
                      por 
                      concluyentes que parezcan, no pueden hacer que abandonemos 
                      nuestra bien 
                      consolidada visión de la evolución del hombre, 
                      o -diría más- de la 
                      cosmogénesis o la percepción humana.
                    Los años que siguieron al descubrimiento de Dawson 
                      fueron de intensa 
                      búsqueda de evidencias adicionales en forma de fósiles 
                      similares al 
                      Eoanthropus. Las famosas excavaciones en la cueva china 
                      de Zhoukoudian, 
                      en las que fueron descubiertos unos 40 individuos del tipo 
                      "Hombre de 
                      Pekín", fueron al menos en parte un intento 
                      de validar el descubrimiento 
                      de Piltdown (Shapiro 974). El anatomista Davidson Black, 
                      del Peking Union 
                      Medical College, que dirigió las excavaciones durante 
                      un tiempo, 
                      aparentemente fue inspirado a cavar en Zhoukoudian por una 
                      visita que 
                      realizó al laboratorio de Grafton Elliot Smith, un 
                      conocido entusiasta 
                      del Eoanthropus. El sacerdote jesuita y paleontólogo 
                      Theilard de Chardin, 
                      que excavó en Piltdown tras el descubrimiento inicial, 
                      también trabajó en 
                      Zhoukoudian. De ese modo, cuando comenzaron las excavaciones 
                      allá por 
                      1920, lo que buscaban era el equivalente chino para el Hombre 
                      de 
                      Piltdown. Por el contrario, lo que encontraron allí 
                      fueron cuerpos de 
                      aspecto humano y cerebros de tan sólo dos tercios 
                      el tamaño medio del 
                      moderno cerebro humano.
                    Figura 2. Sin el Eoantropus (Hombre de Piltdown), algunos 
                      situaron al 
                      Pithecanthropus (Hombre de Java) y al Neandertal en una 
                      secuencia 
                      evolutiva conduciendo directamente a la moderna humanidad 
                      (izquierda). 
                      Con el Eoanthropus, muchos vieron al pithecanthropus y al 
                      Neandertal como 
                      ramas evolutivas sin continuidad (derecha). En esta visión, 
                      tan sólo el 
                      Eoanthropus directamente ancestro de los modernos seres 
                      humanos.
                    pag-7
                    Curiosamente, con semejante cantidad de intentos de continuar 
                      la 
                      evidencia, solamente un investigador fue capaz de encontrar 
                      fósiles 
                      similares al de Piltwdown y, por otro lado, apoyaron su 
                      interpretación. 
                      Ese investigador fue Charles Dawson, el descubridor del 
                      original. Ello 
                      constituía un flaco favor de cara a la validación 
                      del descubrimiento 
                      original. Tan sólo planteaba nuevas cuestiones al 
                      mismo tiempo que su
                      aparentemente increíble buena suerte hacía 
                      levantar las cejas.
                    Según continuaba la búsqueda de cualquier 
                      cosa vagamente parecida al 
                      Eoanthropus, continuaban acumulándose los datos que 
                      apoyaban el paradigma 
                      vigente. Se hicieron más descubrimientos de Neandertal 
                      y se encontraron 
                      más fósiles parecidos al hombre de Java y 
                      al hombre de Pekín (llamado 
                      ahora Homo Erectus). Ya en 1920 e incluso antes se descubrieron 
                      en África 
                      más especies de homínidos, si cabe aún 
                      más primitivas y dotadas de un 
                      cerebro más pequeño. El llamado Australophitecus 
                      proporcionaba mayor 
                      refuerzo y ulterior validación al paradigma vigente; 
                      se pensaba entonces 
                      que estos ancestros fósiles humanos más antiguos 
                      tenían un millón de años 
                      y ahora se sabe que hay variedades que datan de hace más 
                      de 3,5 millones 
                      de años, todas ellas con un cerebro muy pequeño 
                      que un tercio de la media 
                      de los humanos modernos, pero con una posición completamente 
                      vertical. 
                      Incluso los miembros más primitivos del género 
                      son completamente 
                      similares a los modernos humanos desde el punto de vista 
                      de la 
                      inclinación de su cuello.
                    Después de la tercera década del siglo veinte, 
                      el Eoanthropus pasó de ser 
                      una tema básico para los estudiosos de la historia 
                      evolutiva humana, a 
                      ser una nota precautoria a pie de página en los textos 
                      sobre evolución, 
                      llegando a convertirse en un dato fragmentario inexplicado, 
                      enigmático, 
                      anómalo y contradictorio. Así permaneció 
                      el caso hasta que un nuevo 
                      reexamen del fósil de Piltdown, realizado a finales 
                      de 1940 y principios 
                      de 1950, mostró que el cráneo aparentemente 
                      moderno y la mandíbula 
                      similar a la del mono eran de épocas completamente 
                      diferentes, no siendo 
                      ninguno de los dos particularmente antiguo, y que el aspecto 
                      simiesco de 
                      la mandíbula inferior tenía una explicación 
                      muy sencilla; era, de hecho, 
                      la mandíbula de un mono moderno que había 
                      sido hábilmente amañada para 
                      que pareciese encajar con el cráneo. El hombre de 
                      Piltdown no podría ya 
                      subvertir ningún paradigma. Era un fraude.
                    El significado de Piltdown
                    Para muchos la historia de Piltdown constituye una mancha 
                      negra en la 
                      historia de la ciencia. En realidad esta historia muestra 
                      lo bien que la 
                      ciencia eventualmente separa los fraudes, los errores y 
                      los razonamientos 
                      pasionales. Muestra de forma clara la forma en que reacciona 
                      y lo que 
                      debe hacerse cuando los paradigmas actuales bien fundamentados 
                      son 
                      desafiados por nuevos datos.
                    Mientras aparentemente prestaba apoyo a una historia deseada 
                      sobre cómo 
                      había tenido lugar la evolución humana, Piltdown 
                      contradecía las nociones 
                      de la evolución basadas en un cuerpo de datos sustancial. 
                      No obstante 
                      hubiera podido ser un descubrimiento válido, pudiendo 
                      asimismo desbancar 
                      los aparentemente sólidos paradigmas actuales. Pero, 
                      como otros han dicho 
                      ya antes, las afirmaciones extremas requieren niveles de 
                      prueba o 
                      validación extremos.
                    En el caso de Piltdown, la afirmación desafiaba 
                      meramente el actual 
                      paradigma de la evolución humana. Era suficientemente 
                      importante y 
                      requería un nivel de validación extremo -aunque, 
                      por supuesto, tal 
                      validación jamás se dio-. Por ejemplo, en 
                      el caso de la parapsicología, 
                      están siendo desafiados los actuales paradigmas sobre 
                      la psicología 
                      humana, la neurología, la antropología, la 
                      biología e incluso la física. 
                      Así, como suena. Nuestros paradigmas pueden efectivamente 
                      estar 
                      equivocados y los parapsicólogos y otros estar en 
                      lo cierto, aunque es 
                      significativo que la investigación desarrollada durante 
                      los pasados cien 
                      años no haya dado muestras de ello para satisfacción 
                      de muchos 
                      científicos.
                    Además, la historia de Piltdown puso a prueba la 
                      noción de que la ciencia 
                      es inflexible y los científicos, cerrados de mollera. 
                      Los conceptos 
                      relativos a las trayectorias seguidas en la evolución 
                      humana han cambiado 
                      y siguen haciéndolo en la medida que se recogen nuevas 
                      evidencias. Los 
                      cambios en nuestra visión de la evolución 
                      humana no son cíclicos o 
                      aleatorios, sino progresivos. Aunque ciertos científicos 
                      puedan verse 
                      afectados por sesgos personales, por razonamientos pasionales 
                      u otras 
                      presiones, los datos no pueden manipularse por mucho tiempo. 
                      En suma, los 
                      científicos evolucionistas no querían abandonar 
                      su visión de una 
                      evolución centrada en el cerebro, pero lo hicieron 
                      cuando la evidencia 
                      señaló que la postura erecta precedió 
                      por mucho a la expansión del 
                      cerebro. Algunos pueden haber sido engañados por 
                      Piltdown y haber vuelto 
                      a la visión de la evolución humana centrada 
                      en el
                    pag-8
                    cerebro. Sin embargo, con semejante cantidad de evidencia 
                      apoyando la 
                      visión de que la humanidad evolucionó, en 
                      cierto sentido, erguiéndose del 
                      suelo. Piltdown se convirtió en algo trivial, incluso 
                      antes de probarse 
                      finalmente que era un fraude.
                    El escepticismo paleontológico a comienzos del siglo 
                      veinte estaba 
                      ciertamente justificado en la búsqueda de algo más 
                      que un simple y 
                      aparentemente inexplicable fragmento de evidencia antes 
                      de ponerse a 
                      reescribir los paradigmas evolucionistas. El escepticismo 
                      científico 
                      entre nosotros está igualmente justificado en la 
                      búsqueda de algo más que 
                      lo mostrado hasta ahora. Hasta entonces, la supuesta evidencia 
                      de
                      ESP (2), telequinesis, clarividencia y demás asuntos 
                      permanecerán junto 
                      al Eoanthropus dawsoni.
                    Agradecimientos
                    Fue presentada una versión preliminar de este artículo 
                      al Tenth Griffiths 
                      Memorial Lecture de la Universidad de Drexel en Philadelphia. 
                      Quiero 
                      expresar mi agradecimiento a mis colegas, por sus comentarios. 
                      Mi 
                      agradecimiento también para Michael Alan Park, del 
                      Departamento de 
                      Antropología de la Universidad Central del Estado 
                      de Connecticut, por sus 
                      sugerencias.
                    Referencias
                    Blinderman, Charles.1986. The Piltdown Inquest, Buffalo, 
                      N.Y.: Prometheus 
                      Books.
                    Feder, Kenneth L. 1990. Frauds, Myths, and Mysteries: Science 
                      and 
                      Pseudosciencie in Archaeology. Mountain View, Calif.: Mayfield 
                      
                      Publishing.
                    Millar, Roland. 1972. The Piltdown Man. New York: Ballantine 
                      Books.
                    Seckel. Al. 1989. Rather Than Just Debunking, Encourage 
                      People to Think. 
                      Skeptical Inquirer, 13:300-3O4
                    Shapiro, Harry. 1974. Peking Man. New York: Simon and Schuster.
                    Smith, Grafton Elliot. 1927. Essays on the Evolution of 
                      Man. London: 
                      Oxford University Press.
                    (1) (Impulsado hacia adelante. N. del T.)
                    (2) (Percepción Extra-Sensorial. N. del T.)
                    Trad. de J. Martínez Villaro
                      Original: Copyright de The Skeptical Inquirer
                      Traducción: Copyright de LAR
                    El Ojo Escéptico Revista del Centro Argentino para 
                      la Investigación y 
                      Refutación de la Pseudociencia (CAIRP).
                    4 números US$20. Podéis suscribiros enviando 
                      un cheque a nombre de 
                      Alejandro Jorge Borjo, a la siguiente dirección: 
                      Casilla de Correo 26, 
                      sucursal 25,1425 Buenos Aires, República Argentina
                    pag-9
                    Jorge Wagensberg, director del museo de la ciencia.
                    "Hay muchos científicos que consultan el horóscopo"
                    Luis Alfonso Gámez
                    Debo confesar que hay muchos científicos que consultan 
                      el horóscopo, 
                      aunque algunos lo hagan para divertirse, reconoce con cierto 
                      pesar el 
                      director del Museo de la Ciencia de Barcelona, Jorge Wagensberg. 
                      En 
                      opinión de este profesor de Termodinámica 
                      de la Universidad de Barcelona, 
                      hechos como éste y el deseo de que sea la sociedad 
                      la que controle la 
                      investigación científica demuestran la necesidad 
                      de la divulgación del 
                      conocimiento. Wagensber mantiene que la ciencia en sí 
                      ni es buena ni mala 
                      y que su aplicación no depende de los científicos, 
                      sino de la sociedad. 
                      Confiesa que más de una vez se ha preguntado si es 
                      lógico dedicar grandes 
                      sumas de dinero a la investigación de otros planetas 
                      cuando gran parte de 
                      la
                    pag-10
                    humanidad sufre hambre; pero añade que el conocimiento 
                      científico 
                      "siempre ayuda en último término a eliminar 
                      la miseria humana".
                    ¿Qué sintió al enterarse por una encuesta 
                      de que uno de cada tres 
                      españoles cree en la validez científica de 
                      la astrología?
                    Muchas ganas de divulgar más ciencia. La astrología 
                      ni es ciencia ni 
                      pretende serlo. No es objetiva ni inteligible y encima es 
                      independiente 
                      de la experimentación. Los datos de esta encuesta 
                      demuestran no sólo una 
                      falta de información científica, sino también 
                      una falta de formación tan 
                      terrible que hasta contamina el mundo de la ciencia. Debo 
                      confesar que 
                      hay muchos científicos que consultan el horóscopo; 
                      aunque algunos lo 
                      hagan para divertirse. Esto es algo de lo que no creo que 
                      nos liberemos 
                      nunca, ya que la pseudociencia es una forma de religión.
                    ¿Qué diferencia a la ciencia de la pseudociencia?
                    La ciencia es el conocimiento obtenido a través 
                      del método científico, 
                      que se basa en tres principios: la objetividad, la inteligibilidad 
                      y el 
                      contraste con la experiencia. En el mundo de la ciencia, 
                      la verdad es 
                      siempre provisional y la mentira siempre definitiva. La 
                      pseudociencia 
                      prescinde del método. El pseudocientífico 
                      peligroso es el que se hace 
                      pasar por científico.
                    ¿Nos visitan extraterrestres a bordo de platillos 
                      volantes?
                    Los ovnis son un negocio, un engaño descarado. No 
                      hay ni una sola prueba 
                      científica a favor de su existencia, a pesar de que 
                      los libros
                      están llenos de supuestas evidencias.
                    Con bastante frecuencia, las instituciones públicas 
                      subvencionan la 
                      organización de congresos y conferencias pseudocientíficas.
                    Si una institución pública financia pseudociencia, 
                      financia un fraude.
                    El control de la ciencia
                    ¿La ciencia es buena o mala?
                    La ciencia y los científicos no son ni buenos ni 
                      malos. El científico no 
                      investiga para hacer un bien ni para hacer un mal a la humanidad. 
                      El 
                      estímulo del hombre de ciencia es la curiosidad, 
                      que se basa en las 
                      preguntas que hace a la naturaleza para alcanzar el conocimiento. 
                      El uso 
                      del conocimiento científico es lo que puede ser beneficioso 
                      o 
                      perjudicial. Es erróneo pensar que el uso de la ciencia 
                      es competencia 
                      del científico; en realidad, compete al ciudadano. 
                      La divulgación de la 
                      ciencia es la herramienta de que disponemos para hacer que 
                      el ciudadano 
                      se implique en la aplicación de la ciencia en la 
                      sociedad democrática 
                      moderna.
                    El escándalo de la fusión fría puso 
                      en tela de juicio la honestidad de 
                      los científicos.
                    Cuando pasó esto, sentí una gran vergüenza. 
                      Fue una excelente ilustración 
                      de todos los vicios de la ciencia actual, que toma lo malo 
                      de sociedades 
                      avanzadas, como la norteamericana, y nada de lo bueno. El 
                      escándalo de la 
                      fusión fría tiene su origen en la competencia 
                      feroz que existe entre los 
                      científicos. La competencia es algo nuevo dentro 
                      del mundo de la ciencia. 
                      Los padres de la mecánica cuántica se escribían 
                      cartas, intercambiaban 
                      ideas... Ahora, cuando sólo se valora el trabajo 
                      de uno por la cantidad 
                      de publicaciones, el científico escoge el tema de 
                      investigación de 
                      acuerdo con la rentabilidad, quiere ser el primero, guarda 
                      secretos y se 
                      multiplican las chapuzas. Desgraciadamente, la fusión 
                      fría es, de 
                      momento, una gran mentira.
                    ¿Quién controla la ciencia?
                    La ciencia, aunque parezca frívolo decirlo, la controlan 
                      los científicos 
                      de prestigio. La elección del problema que va a estudiar 
                      supone para el 
                      hombre de ciencia un compromiso. No hay científicos 
                      inocentes en este 
                      aspecto. Sólo por elegir el problema, el científico 
                      ya está comprometido 
                      hasta las orejas. El deber del hombre de ciencia es que 
                      el conjunto de la 
                      sociedad, y sobre todo los políticos, esté 
                      en sintonía con su trabajo. En 
                      el momento en el que un científico inicia una investigación 
                      sobre 
                      armamento sofisticado, por ejemplo, es cuando más 
                      tiene que consultar con 
                      la sociedad.
                    
                      Ciencia y religión
                    Las autoridades religiosas suelen manifestar periódicamente 
                      deseos de 
                      poner trabas a la investigación científica.
                    pag-11
                    No tiene por qué haber ingerencia ni filosófica 
                      ni práctica entre ciencia 
                      y religión. Ambas son compatibles. Hay tres formas 
                      de obtener 
                      conocimiento: la ciencia se dedica a profundizar en lo simple; 
                      el 
                      conocimiento divino, en lo complejo o imposible; y el arte 
                      es un estadio 
                      intermedio entre estos dos extremos. El mundo de las creencias 
                      carece de 
                      método científico mientras que la ciencia 
                      cree en la investigación 
                      experimental. La ciencia tiene sus limitaciones; pero no 
                      tienen que 
                      establecerlas los estamentos religiosos, sino la sociedad.
                    ¿Qué opinión le merecen los físicos 
                      que buscan a la divinidad en la 
                      mecánica cuántica?
                    Están haciendo uno de los mayores ridículos 
                      de la ciencia actual. Siempre 
                      hay analogías. Basta decir que una cosa tiene tres 
                      aspectos para 
                      relacionarla con la santísima Trinidad. Este tipo 
                      de analogías son 
                      ridículas, como lo son las de aquellos que pretenden 
                      explicar leyes de la 
                      naturaleza a parir de textos sagrados. Lo que sí 
                      se puede decir es que la 
                      Biblia está llena de incoherencias científicas; 
                      pero eso no es un 
                      argumento en contra de la existencia de Dios.
                    Carl Sagan ha escrito que vivimos en un Universo "sin 
                      lugar para un 
                      Creador".
                    No estoy de acuerdo con Sagan. Desde un punto de vista 
                      científico, no se 
                      puede demostrar si existe o no un creador. En cierto sentido, 
                      la 
                      divinidad existe tautológicamente. Hay dos formas 
                      de creer en la 
                      divinidad, o el hombre está hecho a imagen y semejanza 
                      de Dios o Dios 
                      está hecho a imagen y semejanza del hombre. Lo que 
                      es seguro es que tanto 
                      el Creador como el Creador Creado pueden existir, ya que 
                      influyen en lo 
                      existente. Uno de estos dos dioses existe.
                    ¿La supervivencia de la humanidad pasa por la ciencia?
                    Si uno analiza fríamente la historia de la humanidad; 
                      se puede decir que, 
                      a pesar de los muchos contratiempos que ha habido en este 
                      siglo, la 
                      ciencia ha colaborado a la tolerancia y al progreso. El 
                      avance 
                      tecnológico comporta riesgos; pero también 
                      existe una tecnología de la 
                      seguridad. No es un problema de la ciencia que no haya seguridad 
                      en los 
                      petroleros; sino de la economía y la política. 
                      La ciencia sabe hacer 
                      petroleros que no revienten; lo que pasa es que son mucho 
                      más caros. Casi 
                      todos los avances científicos aportan también 
                      la tecnología que
                      cubre los riesgos, pero generalmente son la economía 
                      y la política las 
                      que ignoran esa tecnología de la seguridad. El desequilibrio 
                      entre riesgo 
                      y seguridad provoca dramas como el de Chernobyl, que era 
                      una central 
                      nuclear de cartón.
                    ¿Cómo pueden dedicarse grandes presupuestos 
                      a la investigación espacial 
                      cuando existen problemas como el hambre?
                    Yo también me lo pregunto. Cuando uno ve el sufrimiento 
                      humano, la 
                      comparación es inmediata y obvia. Lo que pasa es 
                      que si hubiéramos 
                      seguido siempre este impulso, posiblemente nunca habría 
                      habido ciencia 
                      porque es muy difícil eliminar la miseria humana. 
                      De todos modos, el 
                      progreso científico siempre ayuda en ultimo término 
                      a eliminar la miseria 
                      humana. Lo que si es verdad es que, cuando dedicamos los 
                      excedentes de 
                      cultura a organizar conciertos de rock o la carpa de la 
                      ciencia, muchas 
                      veces olvidamos a los marginados, a los ancianos, a los
                      que pasan hambre...
                    Sensacionalismo y ciencia
                    ¿No se ha ofrecido en el caso del agujero de ozono 
                      una información 
                      sensacionalista que ha llegado a atemorizar a la población?
                    Sí; estoy convencido de que sí. No se detectó 
                      el fenómeno hasta que 
                      comenzaron las observaciones de la capa de ozono y, por 
                      lo tanto, no 
                      sabemos si ha estado ahí siempre. No creo que ese 
                      sentimiento de miedo 
                      sea malo, aunque no esté fundado en hechos reales. 
                      Por lo menos, colabora 
                      a una sensibilización que no puede tener ningún 
                      efecto secundario, 
                      excepto el de la preocupación. A mí, me preocupan 
                      mucho más los vertidos 
                      en las aguas superficiales. Todos los ríos de España 
                      están prácticamente 
                      muertos y nos estamos cargando el Mediterráneo. Esto 
                      se puede evitar. Las 
                      fábricas tienen abogados que las defienden; pero 
                      los ríos no. Hasta 
                      ahora, los defensores de los ríos han sido cuatro 
                      iluminados. Nos tenemos 
                      que acostumbrar a pagar más por los bienes, ya que 
                      nos hemos olvidado de 
                      incluir en el precio el costo de la protección del 
                      medio ambiente.
                    Los medios de comunicación también han perdido 
                      los papeles cuando, 
                      hablando de investigación genética, han llegado 
                      a comparar a los biólogos 
                      con el doctor Frankenstein.
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                    Lo que sí es verdad es que estamos jugando con fuego. 
                      Hay dos formas de 
                      transmitir información: la cultura y la genética. 
                      Con la ingeniería 
                      genética se ha conseguido por primera vez que la 
                      cultura permita acceder 
                      a la información molecular y que los propios científicos 
                      no quieran estar 
                      solos en este asunto. Son los científicos los que 
                      piden a la humanidad 
                      normas de actuación en este campo. Ya hay monstruos. 
                      Una oca con un 
                      hígado gigante es un monstruo. En realidad, la ganadería 
                      y la agricultura 
                      están plagadas de monstruitos. Otra cosa distinta 
                      es crear un 
                      Frankenstein. Sí que puede ocurrir; claro que existe 
                      un riesgo. 
                      Imaginemos que hubiera una mutación, que alguien 
                      se equivocara sin malas 
                      intenciones y creara una cepa del retrovirus del sida que 
                      se transmitiera 
                      por vía aérea. Sería una hecatombe. 
                      Sin embargo, también aquí el 
                      beneficio puede ser enorme. A lo mejor, con la ingeniería 
                      genética, se 
                      encuentra la solución a esta enfermedad tan terrible. 
                      Creo que es un 
                      riesgo que merece la pena correr. Lo que hay que quitar 
                      a la gente de la 
                      cabeza es ese temor del científico malo que busca 
                      dominar el mundo. Esto 
                      sí que es de tebeo. No hay ningún científico 
                      tan malo; esa maldad no 
                      existe. No es una casualidad que Sadam Hussein no tenga 
                      ciencia, ya que 
                      para tener una comunidad científica no se puede ser 
                      como él. El peligro 
                      surge cuando exportamos tecnología o ciencia sin 
                      que exista el soporte 
                      cultural adecuado.
                    El hecho de que los científicos experimenten con 
                      animales es frecuente 
                      fuente de polémicas.
                    Aquí, como siempre, no hay que perder una cierta 
                      ética. Todo depende de 
                      la distancia que exista entre el animal y el hombre. A nadie 
                      le preocupa 
                      lo que pueda sufrir una bacteria. Ahora bien, un chimpancé 
                      despierta 
                      ciertos afectos porque lo vemos mucho más cercano 
                      a nosotros. Ha habido 
                      casos en los que el hombre ha hecho grandes monstruosidades. 
                      Eso ha 
                      provocado reacciones por parte de gente que ha invadido 
                      los laboratorios 
                      y ha soltado animales que, en algunos casos, estaban infectados. 
                      El caso 
                      del macaco Bill fue terrible y desató la polémica 
                      en Estados Unidos. Era 
                      un mono al que le hacían amputaciones en vivo para 
                      ver el efecto que 
                      tenía el hecho de amputar traumáticamente 
                      un miembro. Al final, el pobre 
                      macaco no tenía ni brazos ni piernas, era un amasijo 
                      de muñones, y había 
                      dejado de comer. Hubo una polémica entre el laboratorio, 
                      que lo quería 
                      acabar de matar, y una asociación popular que quería 
                      liberarle. Durante 
                      la discusión, el pobre mono murió de inanición. 
                      Había decidido no comer 
                      nunca más. En aquel caso, es evidente que el sufrimiento 
                      era algo absurdo 
                      porque no se anestesiaba al animal por razones de urgencia 
                      científica. 
                      Hay que evitar provocar estos sufrimientos atroces mediante 
                      las 
                      confección de estudios previos, que deben exigirse. 
                      Claro que hay que 
                      experimentar con animales. Lo que pasa es que el presupuesto 
                      dedicado a 
                      la investigación tiene que incluir una partida destinada 
                      a minimizar el 
                      sufrimiento de los animales.
                    Divulgadores científicos de la talla de Isaac Asimov 
                      y Jacques Cousteau 
                      coinciden en señalar que el mayor peligro al que 
                      se enfrenta el ser 
                      humano es la superpoblación.
                    Es cierto; aunque, para mí, hay otro problema anterior 
                      a la 
                      superpoblación, el de la distribución de la 
                      población. Uno de cada tres 
                      argentinos vive en Buenos Aires; uno de cada dos españoles 
                      vive en una 
                      gran ciudad... El problema estriba en que nos empeñamos 
                      todos por vivir 
                      en el mismo sitio, respirar el mismo aire y trabajar en 
                      el mismo metro 
                      cuadrado. Tampoco puedo comprender que las tres religiones 
                      más 
                      importantes del planeta tengan sus lugares sagrados en los 
                      mismos veinte 
                      metros cuadrados. Creo que Dios se equivocó, ya que 
                      esa concentración de 
                      lugares sagrados sólo provoca conflictos. El problema 
                      de la 
                      superpoblación va a existir; pero antes tenemos que 
                      solucionar el 
                      problema de la distribución espacial y de la riqueza.
                    pag-13
                    Un día de psicofonía
                    Fco. Solano Jiménez Iglesias
                      (Del grupo Apeirón de Córdoba)
                    Federico nos había invitado a pasar un día 
                      de campo en su chalet. El día 
                      de campo consistía en pasar junto a la piscina la 
                      mayor parte de éste, 
                      para lo cual llevábamos bocadillos para el almuerzo 
                      y la comida fuerte la 
                      haríamos por la noche. Al llegar, lo primero que 
                      hicimos fue poner 
                      música, cambiarnos de ropa y darnos un chapuzón 
                      que duró una hora.
                    Más tarde, cuando nos acordamos del hambre que teníamos, 
                      nos sentamos, 
                      discutimos y comimos, luego preparamos café, lo tomamos 
                      nos adormilamos 
                      un poco; pero pronto decidimos incorporarnos y jugar a las 
                      cartas hasta 
                      que llegó la hora de irnos unos cuantos al centro 
                      de la ciudad, donde 
                      habíamos quedado en recoger a más gente.
                    Al volver, nos metimos todos en la piscina; pasó 
                      el tiempo hasta que se 
                      fue poniendo el sol. Salimos, nos secamos y nos pusimos 
                      a jugar al 1-2-3, 
                      juego preparado con preguntas improvisadas por Federico 
                      y Mª Jesús, 
                      mientras habíamos estado fuera. El juego fue divertido; 
                      yo quedé 
                      finalista pero ganaron Ester y Carlos Tomás.
                    El caso es que el día hasta aquí era de lo 
                      más normal del mundo. Todo 
                      cambió cuando a Federico se le ocurrió hacer 
                      una psicofonía. Ya había 
                      anochecido y el campo se hacía un escenario fabuloso 
                      para tal propósito. 
                      Cogimos el cassette y nos adentramos entre los matorrales 
                      donde se quedó 
                      éste grabando.
                    Al volver a la casa dispusimos las tareas: a mí 
                      me tocó hacer la comida, 
                      mientras que a los demás no les tocó hacer 
                      nada. Así es que yo me metí en 
                      la cocina y los otros charlaban, bebían y discutían 
                      apaciblemente 
                      mientras el cassette y yo hacíamos nuestro trabajo 
                      en nuestros 
                      respectivos sitios.
                    Había pasado ya casi una hora cuando nos pusimos 
                      a comer. A mitad de la 
                      comida se le ocurrió a Federico ir a recoger los 
                      elementos de grabación, 
                      que no tardó en traernos a la mesa. Puso el cassette 
                      en marcha y lo dejó 
                      mientras comíamos. Pasó un rato y lo único 
                      que se oían eran nuestras 
                      voces lejanas; hasta que en un momento determinado se oyó 
                      una extraña 
                      nota musical, y entremezclada con nuestras voces. Se nos 
                      puso a todos la 
                      piel de gallina. Agudizamos nuestros sentidos y seguimos 
                      escuchando; 
                      comíamos con una lentitud asombrosa. Mª Jesús 
                      y Mercedes estaban pálidas, 
                      aunque ya enmudecieron del todo al escuchar una voz susurrante 
                      que nos 
                      invitaba a salvarle de su martirio. A partir de aquí 
                      no dejaron de 
                      escucharse voces y ruidos; incluso el del rugido de un león, 
                      hecho que 
                      nos sacó de la duda de que las voces fueran una
                      broma pesada de alguno de nosotros. La cinta empezó 
                      a ponernos histéricos 
                      y suspicaces incluso con los hojas que movía el viento...
                    Afortunadamente no tardaron en desaparecer los ruidos psicofónicos; 
                      a los 
                      que sustituyó la voz de Federico a más revoluciones, 
                      tatareando una 
                      canción y diciendo: Se ha acabado por hoy la sesión 
                      de psicofonía...
                    Por supuesto se trataba de una broma ideada por Federico, 
                      y la verdad es 
                      que la mayoría de los que estábamos allí 
                      lo sabíamos; pero el caso es que 
                      dio resultado; toda la grabación la había 
                      realizado él en su casa el día 
                      antes con la ayuda de un sintetizador, un magnetófono 
                      y un disco de 
                      efectos de sonido de terror. El truco estaba en desconectarle 
                      el cable a 
                      la cabeza borradora del cassette y así, cuando se 
                      grabara algo, lo haría 
                      encima de todos los ruidos preparados antes.
                    Esta historia es totalmente cierta. La he escrito porque 
                      creo que es un 
                      claro ejemplo de cómo se puede intervenir y modificar 
                      sobre este tipo de 
                      actividades. Un truco que para nosotros fue una broma puede 
                      haber sido la 
                      estrategia de un engañabobos de esos que tanto proliferan 
                      hoy
                      en día.
                    En otros temas, ya sean de espíritus, como de ovnis 
                      o de demonios no sé 
                      qué trucos puedan utilizarse, pero de lo que sí 
                      estoy seguro es de que 
                      los hay.
                    pag-14
                    La astrologoadicción
                    Nicolás Brihuega
                    Entre las varias manifestaciones pseudocientíficas, 
                      la astrología es la 
                      que, quizás, cuenta con mayor popularidad. Basta 
                      echar un vistazo al 
                      panorama editorial para encontrarnos de lleno con revistas, 
                      diarios, 
                      semanarios económicos o políticos en los que 
                      no falta el apartado 
                      dedicado a los horóscopos. Se llega incluso a rivalizar 
                      por ofrecer en 
                      las páginas astrológicas el discurso de los 
                      más renombrados profesionales 
                      como si de la pluma de un Nobel se tratara. Personajes de 
                      la vida 
                      pública, entre los que se encuentran artistas, famosos 
                      de la farándula y 
                      la jet, miembros de la variopinta clase política 
                      (todos aquellos que 
                      pertenecen al pelotón de los snobs y los postmodernos)arrastran 
                      una 
                      caterva de astrólogos, futurólogos, videntes, 
                      mágicos sanadores de todas 
                      las patologías reales e imaginarias, en un largo 
                      etcétera de avispados 
                      personajes que conforman esa grotesca Corte de los Milagros 
                      para la que 
                      la tan cacareada postmodernidad es un vergonzoso plagio 
                      de los cultos y 
                      supersticiones más añejos.
                    Pero, ¿por qué esta eclosión de la 
                      Astrología y doctrinas afines? Como 
                      cualquier otra manifestación pseudocientífica, 
                      la creencia en los 
                      horóscopos obedece en su origen a un conjunto de 
                      causas de doble 
                      carácter: sociales y psicológicas a un tiempo. 
                      Causas profundas, 
                      derivadas en última instancia del tipo de organización 
                      económica propio 
                      de una sociedad como la nuestra, con una acusada división 
                      del trabajo y 
                      una creciente sofisticación del hecho científico. 
                      Causas profundas, es 
                      cierto, pero no por ello inasequibles a una análisis 
                      mesurado y diáfano 
                      realizado con el auxilio de una concepción racional 
                      del mundo y sus 
                      tensiones; un análisis más efectivo cuanto 
                      más se soslaya toda concesión 
                      a emocionalismos e hipótesis apresuradas que nada 
                      explican.
                    El creyente en la astrología, al igual que el creyente 
                      de cualquier 
                      religión, obedece en su creencia a un complicado 
                      mecanismo para el que 
                      los anhelos insatisfechos y las frustraciones vitales juegan 
                      un papel 
                      prácticamente determinante. En general, a los horóscopo-adictos 
                      les 
                      distingue una acusada tendencia a la inestabilidad emocional, 
                      originada, 
                      tal vez, en experiencias religiosas fracasadas o en hondos 
                      desengaños 
                      experimentados a nivel de lo cotidiano. En el primer caso, 
                      perdido el 
                      modelo espiritual clásico por efecto de la crisis 
                      de credibilidad de la 
                      teología cristiana tras el embite de la ciencia positiva, 
                      buscan un 
                      sustituto que compense los déficits sentimentales 
                      ocasionados por un 
                      entorno, íntimo o externo, a todas luces conflictivo. 
                      Huida y escapismo 
                      de esa realidad confusa y hostil aparecen entonces como 
                      el objetivo 
                      prioritario, como el interiorizado consuelo frente a una 
                      realidad 
                      descorazonadora. Cuanto más se intuyen o se sienten 
                      sometidos al tumulto 
                      confuso que los rodea (y sin modelos explicativos racionales), 
                      más se 
                      abandonan a la fórmula caprichosa del misticismo 
                      salvalotodo, panacéico; 
                      de esta forma pueden cargar con el dictado incómodo 
                      o favorable escrito 
                      en las estrellas y eludir cualquier brizna de responsabilidad 
                      sobre sus 
                      propios actos. Y de paso retornar al limbo de una niñez 
                      dejada atrás 
                      encomendando la solución de todo conflicto a una 
                      voluntad superior.
                    Es esa entidad salvifica (el padre perdido y recordado 
                      que acogía al niño 
                      en la casa) la que persigue en la forma de una agente extraño 
                      situado más 
                      allá de la humana inteligencia, dibujado en la bóveda 
                      celeste como el 
                      signo zodiacal.
                    Enajenado, dividido, ausente de sí mismo (porque 
                      la ausencia posee 
                      efectos balsámicos), el creyente aspira a redimirse 
                      en el edificio 
                      esperanzador de su fe. No queda más que el individuo 
                      aislado al que la 
                      astrología y su clero propone salvaciones individuales, 
                      ritos 
                      purificadores, sortilegios mágicos manufacturados 
                      por el astrólogo 
                      chamán. Una panoplia, en suma, de procedimientos 
                      escapistas sucedáneos de 
                      la religión (al fin y al cabo, y a pesar del rechazo 
                      histórico y la 
                      condena del catolicismo, el paralelismo con la fenomenología 
                      religiosa es 
                      algo más que casual: religo, su raíz etimológica, 
                      significa unir). El 
                      astrólogo busca unir al adepto consigo mismo, recomponer 
                      la unidad 
                      perdida en el crisol de una superstición con miles 
                      de años de antigüedad 
                      y, de paso, llenarse los bolsillos con unos pingües 
                      beneficios que crecen 
                      en la proporción en que lo hace la desazón 
                      existencial de su feligresía. 
                      Disponen de editoriales, grupos de presión económica 
                      interesados en la 
                      apología de su ciencia. Si quienes abogamos por el 
                      empleo del método 
                      científico en el estudio de los fenómenos, 
                      gozásemos siquiera de la 
                      décima parte del auditorio que se permiten las diversas
                    pag-15
                    corrientes pseudocientíficas, no daríamos 
                      crédito.
                    Pero está claro que vivimos un ciclo histórico 
                      en el que Razón y 
                      pensamiento experimentan un reflujo de serias proporciones. 
                      Un cielo del 
                      que no puede aventurarse su fin (somos bastante más 
                      modestos que los 
                      clarividentes astrólogos). Podemos, a lo sumo, realizar 
                      una lectura de la 
                      dialéctica histórica y descubrir en el pasado 
                      las condiciones de cambio 
                      precisas para un giro de timón en el futuro. Un giro 
                      favorable a las 
                      expectativas del pensamiento racional. Y, afortunadamente, 
                      y por mucho 
                      que el peso de las apariencias actuales provoque el pesimismo, 
                      el rastro 
                      dejado por la Historia demuestra la transitoriedad de la 
                      actual etapa 
                      (podríamos extendernos, pero necesitaríamos 
                      demasiado espacio para entrar 
                      en detalles).
                    Nuestra época está marcada por la polémica 
                      contracorriente, por la 
                      singladura intelectual en solitario del pensamiento crítico 
                      y científico. 
                      Pero, ¿cuándo ha contado la Razón con 
                      el apoyo de la mayoría? Nunca. De 
                      ahí la necesidad de este articulo.., y de cuantos 
                      le han precedido con un 
                      espíritu análogo.
                    pag-16
                    El carbono 14 y la Sábana Santa, ¿vencedor 
                      o vencido?
                    Luis R. González Manso
                    A lo largo de los siglos, las distintas religiones que 
                      han florecido en 
                      nuestro planeta, han ido acumulando un sinnúmero 
                      de reliquias, pruebas 
                      palpables y evidentes de la veracidad de sus afirmaciones. 
                      Con la llegada 
                      del Racionalismo y la instauración de la metodología 
                      científica, muchas 
                      de ellas quedaron despojadas de todo su misterio al ser 
                      examinadas 
                      críticamente. Sin embargo, en el caso del Cristianismo, 
                      (como corresponde 
                      a la religión preponderante en el Primer Mundo) si 
                      creyésemos los 
                      titulares de prensa, ha ocurrido todo lo contrario.
                    Efectivamente, la misteriosa Sábana Santa de Turín, 
                      que supuestamente 
                      envolvió el cuerpo de Jesús hasta su resurrección, 
                      ha sido convalidada 
                      por la ciencia.
                    Ya hacía años que la imagen en negativo plasmada 
                      en dicha tela admiraba a 
                      creyentes y curiosos, pero después de los estudios 
                      realizados en octubre 
                      de 1978 por el comité STURP (al que se quiso vincular 
                      con ese paradigma 
                      americano de la tecnología avanzada que es la NASA) 
                      quedó demostrada 
                      científicamente la plasmación tridimensional 
                      de la figura de Jesús en el 
                      lienzo merced a una milagrosa y desconocida energía, 
                      naturalmente divina.
                    A partir de ese momento, los grupos dedicados al culto 
                      de dicha reliquia 
                      adquirieron nuevos bríos (y financiación) 
                      lanzándose por todo el mundo a 
                      difundir la buena nueva. Incluso se inventaron un curioso 
                      neologismo para 
                      dotar de mayor credibilidad científica a este empeño: 
                      la sindonología.
                    En varios países se fundaron asociaciones (1) y 
                      se organizaron 
                      conferencias, seminarios e incluso congresos internacionales 
                      (Bolonia 89, 
                      París 89, Cagliari 90, etc.) donde supuestos expertos 
                      de desconocido 
                      prestigio exponen sus teorías preferidas y van aportando 
                      más y más 
                      pruebas en favor de sus creencias, sin cuestionarse nunca 
                      los datos 
                      iniciales. Así, por ejemplo, se embarcan en discusiones 
                      bizantinas sobre 
                      si el leptón identificado en el ojo derecho de la 
                      figura es o no de la 
                      época de Poncio Pilato; o si la Sábana Santa 
                      estuvo alguna vez en 
                      Inglaterra (postura defendida naturalmente por un inglés); 
                      o si el grupo 
                      sanguíneo de Cristo era el AB (ni siquiera donante 
                      universal), etc.
                    Frente a este movimiento pararreligioso, la mayoría 
                      de los =ientíficos 
                      continuaron dedicados a sus investigaciones, con la indiferencia 
                      habitual 
                      por los temas ajenos a su campo. Sólo algunos pocos 
                      escépticos se 
                      atrevieron a alzar la voz señalando los pies de barro 
                      (errores y falacias 
                      ad hoc) en los que se apoyaba toda esa idolatrada argumentación, 
                      
                      aparentemente rigurosa y científica.
                    No obstante, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos 
                      y las 
                      cada vez más exageradas afirmaciones que circulaban 
                      entre el público, 
                      hubo una cierta reacción de la ciencia oficial. Se 
                      elaboraron unos 
                      protocolos estrictos y tras muchos meses de discusiones 
                      y cortapisas (2), 
                      sólo 10 años después, en octubre de 
                      1988, aparecían los resultados de la 
                      prueba del carbono-l4, que señalaban inequívocamente 
                      que la llamada 
                      Sábana Santa era medieval (entre el 1260 y el 1390 
                      D.C.). La vaca sagrada 
                      de la ciencia oficial bufó aliviada y volvió 
                      a su apacible rumiar, dando 
                      vueltas a otros problemas más importantes como el 
                      origen del hombre o del 
                      Universo, o la fusión fría, confiada en que 
                      poco a poco fueran apagándose 
                      los fuegos de la polémica.
                    Incluso muchos escépticos, que deberíamos 
                      saberlo mejor, volvimos nuestra 
                      atención a otras batallas todavía por luchar, 
                      seguros de que nadie podría 
                      negar lo evidente. ¡Qué ingenuidad!
                    Si acaso, ese momentáneo revés sirvió 
                      como acicate para espolear el celo 
                      y fervor de los creyentes, llevándolos a multiplicar 
                      sus intervenciones, 
                      charlas y conferencias. Y con ello, captaron la atención 
                      de esos medios 
                      de comunicación social que prefieren el sensacionalismo 
                      de un 
                      enfrentamiento feroz a reconocer la desilusionadora realidad. 
                      Pero había 
                      que mantener la ventajosa imagen de víctimas, y resulta 
                      gracioso leer 
                      docenas de declaraciones públicas llenas de dolidos 
                      e hipócritas 
                      comentarios sobre la intoxicación informativa que 
                      padecen, olvidando 
                      oportunamente la mayoría (favorable)de artículos 
                      en la prensa diaria 
                      recogiendo sus posturas.
                    A partir de ahí, una vez aposentados en los medios 
                      de comunicación se han 
                      seguido
                    pag-17
                    diversas estrategias de respuesta. Será muy instructivo 
                      analizarlas con 
                      cierto detalle.
                    Unos, los menos, no han hecho ni caso de este dictamen 
                      rigurosamente 
                      científico y han seguido proyectando sus creencias 
                      en esa peculiar mancha 
                      Roscharch que es la Sábana Santa (3).
                    Otro, también en pequeño número, aceptan 
                      la validez del análisis pero lo 
                      consideran como otro simple dato más, el único 
                      discordante y anómalo 
                      (aplicando de nuevo esa útil amnesia selectiva que 
                      les permite olvidar 
                      las detalladas críticas que se han realizado a todos 
                      y cada uno de los 
                      estudios favorables -4-), y buscan sepultarlo bajo una continua 
                      avalancha 
                      de nuevos datos aparentemente fiables y que apuntan todos 
                      en una misma 
                      dirección. Así, realizan meticulosos análisis 
                      documentales anteriores al 
                      año 1300, en busca de inequívocas referencias 
                      a la Sindone, o bien, 
                      señalan cómo la Sábana Santa ha tenido 
                      una influencia innegable en el 
                      arte religioso cristiano del primer milenio (y no al revés, 
                      como algún 
                      simplista podría pensar).
                    Ello refleja seguramente el gran calado que la democracia 
                      ha conseguido 
                      en muchos espíritus, impulsándolos a extender 
                      su influencia a campos 
                      hasta ahora reacios, como la Ciencia: cada trabajo un voto, 
                      y ganará la 
                      mayoría, sin importar la calidad de los mismos.
                    Pero la gran mayoría es realista y se empeña 
                      en lo que sabe que será un 
                      combate donde sólo puede haber un vencedor, y como 
                      en las Cruzadas, Dios 
                      está con ellos. Al principio tratan de mantener la 
                      compostura, la 
                      oposición es clara pero comedida. Se exponen las 
                      deficiencias y puntos 
                      débiles del método de datación (pureza 
                      de las muestras, calibración, 
                      etc.). Se hace mucho hincapié en la evidente contaminación 
                      sufrida por la 
                      tela a lo largo de los siglos (hasta un 10% de su peso), 
                      llegando incluso 
                      a darle la vuelta a los resultados, considerando que al 
                      no haber 
                      diferencia entre los obtenidos con las muestras intactas 
                      y las sometidas 
                      a limpieza, se hacía inevitable una radiación 
                      divina (5).
                    Para aquellos creyentes poco duchos en análisis 
                      sofisticados (de 
                      sofistas), resulta más reconfortante apelar a la 
                      autoridad. Y en el caso 
                      de la datación por carbono-14, quién mejor 
                      que su inventor, el Nobel W.F. 
                      Libby. Según una entrevista muy difundida (y que 
                      merecería la pena 
                      contrastar) el profesor Libby afirma que en dicha investigación, 
                      se han 
                      cometido fallos garrafales (6).
                    También resulta oportuno leer la Biblia. Divide 
                      y vencerás. Sembremos 
                      pues la discordia entre los investigadores. Gran difusión 
                      alcanza una 
                      carta del profesor Tite, coordinador del Museo Británico, 
                      donde afirma: 
                      no considero que los resultados, prueben que sea una falsificación. 
                      (Vaya 
                      forma de darle municiones al enemigo). Otra carta aparece 
                      recientemente 
                      en la propia revista Nature para informar de unas declaraciones 
                      del 
                      profesor Woefli, también coautor del estudio, en 
                      la prestigiosa revista 
                      francesa contra-Reforme Catholique, señalando grandes 
                      contradicciones en 
                      el informe final presentado (7).
                    Cuando esto no es suficiente, se pone claramente en cuestión 
                      el método de 
                      datación (claro que sin hacerlo delante de su inventor) 
                      señalando algunas 
                      famosas meteduras de pata. Curiosamente, las mismas siempre 
                      falsean la 
                      edad haciéndola más antigua de lo que en realidad 
                      es, justo lo contrario 
                      de lo que ahora se afirma, pero entre las risas que provocan 
                      nadie parece 
                      darse cuenta de esta contradicción.
                    Incluso se habla de otros análisis por carbono-14 
                      realizados a la Sábana 
                      Santa en 1982 y que dieron resultados muy dispersos. También 
                      resulta muy 
                      efectivo montar un gran revuelo sobre los gravísimos 
                      quebrantamientos del 
                      protocolo establecido (criticas que todos los estudios favorables 
                      han 
                      evitado por el expeditivo sistema de no seguir ninguno)
                    Y en cualquier caso, siempre queda la posibilidad de apelar 
                      a lo que se 
                      quiere probar. Ha sido la propia energía divina durante 
                      la resurrección 
                      (una aniquilación sin precedentes de algunos protones 
                      según afirma el 
                      profesor Eberthar Linder -9-) la que ha rejuvenecido la 
                      tela justo en la 
                      proporción deseada. Un engaño nada extraño 
                      en un Dios que se molesta en 
                      crear fósiles para que los no creyentes duden que 
                      fuimos creados en el 
                      4004 A.C.
                    Sumergidos ya en este mundo de confabulaciones cósmicas, 
                      resulta fácil 
                      desde la atalaya privilegiada de la fe, descubrir en todo 
                      ello un 
                      demoníaco montaje de las oscuras fuerzas ateas, que 
                      no dudan en realizar 
                      un descomunal fraude en el muestreo, rompiendo todos y cada 
                      uno de los 
                      protocolos, introduciendo una muestra de tejido de la fecha 
                      deseada y 
                      obteniendo así un dictamen desfavorable, por el cual 
                      el profesor Hall 
                      sería premiado con un donativo de ¡un millón 
                      de libras! (10).
                    Tras este persistente y polifacético contraataque, 
                      la opinión pública ha 
                      quedado desconcertada, confusa, y sólo desea un poco 
                      de tranquilidad. 
                      Ante la duda, y bien adiestrada por décadas de publicidad, 
                      se deja 
                      arrastrar por los más vociferantes.
                    pag-18
                    Por otro lado, una vez más, el método científico 
                      ha sido denostado y 
                      socavado ante la gente de la calle, incapaz de distinguir 
                      el grano de la 
                      paja. Y son los escépticos los que tienen que cargar 
                      con la etiqueta de 
                      dogmáticos y cerrados de mollera.
                    Y el círculo se cierra. Como puntilla final, aparece 
                      el Sudario de 
                      Oviedo, como una reliquia complementaria que según 
                      demuestran rigurosos 
                      análisis forenses (11) cubrió el rostro de 
                      Jesús... y esta vez 
                      milagrosamente, desaparecen todos los fallos y deficiencias 
                      del método 
                      del carbono-l4, ya que ahora sí se obtiene una fecha 
                      apuradamente 
                      compatible (entre los siglos l y VII) (12).
                    En resumen, el pensamiento escéptico quizá 
                      ganó la batalla del carbono- 
                      14 (bastante éxito es que al menos se hiciese), aunque 
                      a nivel de la 
                      calle haya quedado como un método plagado de errores 
                      y poco fiable, pero 
                      la Guerra Santa la está perdiendo claramente. No 
                      basta una reacción 
                      puntual, es necesaria una labor crítica insistente 
                      y continua para poder 
                      contrarrestar eficazmente la propaganda tendenciosa. En 
                      este mundo cruel 
                      no basta con tener razón, hay que repetírselo 
                      a la gente hasta que se 
                      entere, especialmente si el mensaje va contra alguna de 
                      sus 
                      reconfortantes creencias.
                    Notas
                    (1) En España, el Centro Español de Sindonología, 
                      Avda. Antiguo Reino de 
                      Valencia, 53- Valencia, que edita el boletín Lintheum.
                    (2) Skeptical Inquirer. Vol. XII, nº 3, Spring 1988, 
                      pags. 231-232. 
                      (3) Así, Antonio Ribera (sí, el ufólogo), 
                      en Karma-7, nº 96, afirma que 
                      el ser retratado en la Sábana se trataría 
                      de un hombre sobrenatural, al 
                      sobrepasar el canon de belleza ideal clásico de Praxíteles 
                      (ocho 
                      cabezas... de altura). O según una carta de los sempiternos 
                      ummitas, el 
                      hombre de Sindone sería un simple mutante, no el 
                      Hijo de Dios (Añadiendo 
                      de paso que en 1928 la Sindone auténtica fue cambiada 
                      por una falsa).
                    (4) Skeptical Inquirer, Vol. VI, nº 3, Spring 1982. 
                      Número especial de 
                      crítica sobre la Sábana Santa.
                    (5) Linteum, nº 3, junio 1990. Revista de prensa donde 
                      se recoge un 
                      fragmento de un artículo aparecido el Palabra 299, 
                      IV-1990 (191).
                    (6) Linteum, nº 3, junio 1990. Revista de prensa donde 
                      se recoge un 
                      artículo aparecido en el diario Las Provincias, 19/04/89.
                    (7) Nature, Vol. 352, número 6322 (18/07/91), pág. 
                      187.
                    (8) Linteum, nº 2, diciembre 1989. Una explicación 
                      de los resultados del 
                      Carbono 14. Pilar Docavo Lobo. Págs. 5 y 6.
                    (9) Esta idea fue rebatida en el mismo número de 
                      Nature donde apareció el 
                      informe definitivo. Nature, vol. 337, nº 6208, 16/02/89, 
                      pág.594.
                    (lO) Más Allá, nº 27, mayo l99l. La 
                      Sábana Santa es auténtica. Carlos 
                      Galicia. Págs. 64-71.
                    (11) Linteum, nº 4 (Especial). Diciembre l990.
                    (12) Noticias de prensa. Diario Sur, 8/04/91.
                    Un par de datos que no he podido resistir la tentación 
                      de añadir a esta 
                      magnífica exposición de Luis R. González 
                      son:
                    lº) En efecto, se ha divulgado una pretendida entrevista 
                      con el inventor 
                      del método de datación por el carbono-l4 en 
                      la que éste expresaba sus 
                      dudas sobre la fiabilidad de la datación de la Sábana. 
                      Lo único que hay 
                      de verdad en ello es que realmente W.F. Libby inventó 
                      este método. Libby 
                      falleció en 1980. La datación de la Sábana 
                      se hizo en el 88.
                    Como alguna vez expliqué en estas páginas, 
                      el bando crédulo excedió mis 
                      pronósticos más estúpidos. Cuando tras 
                      conocerse el resultado de la 
                      datación bromeaba apostando con amigos, que lo que 
                      dirían a continuación 
                      es que la radiación misteriosa que había impreso 
                      la figura había alterado 
                      también la proporción de isótopos, 
                      me quedé corto. Lo que han llegado a 
                      afirmar desde entonces algunos científicos, defensores 
                      de la Sindone, 
                      convierten esa majadería en algo comparativamente 
                      respetable. En 
                      consecuencia, no me extrañaría que ahora, 
                      en vez de sonrojarse por este 
                      nuevo desliz adujeran que, efectivamente, eso lo dijo Libby, 
                      pero desde
                    pag-19
                    ultratumba y a un médium argentino (pongamos por 
                      caso, con perdón de los 
                      argentinos).
                    2º) La noticia de una datación por el carbono-14 
                      anterior a la de 1988 la 
                      proporcionan los defensores de la reliquia, ahora. La toma 
                      de muestras y 
                      los análisis se realizaron, según dicen, en 
                      secreto. Y los resultados no 
                      los dieron a conocer porque presentaban una gran dispersión.
                    Por un lado, es impresentable que desde ese bando se haya 
                      acusado de 
                      quebrantamiento del protocolo al British Museum y a los 
                      tres laboratorios 
                      elegidos para la prueba, cuando son ellos quienes previamente, 
                      sin 
                      control de nadie, en secreto, a su antojo, han tomado muestras 
                      y 
                      analizado el tejido, y como no resultó lo deseado, 
                      en su momento no 
                      dijeron esta boca es mía. Por otro, la pataleta es 
                      muy clara: diciendo 
                      que ya antes había habido fracasos con este método 
                      de datación, pretenden 
                      restar valor y determinación ante la opinión 
                      pública a la actual prueba.
                    J.M.V.
                    Ya que Jesús no se ha resistido a añadir 
                      unos comentarios; yo tampoco lo 
                      hago y añado éste:
                    Es evidente que los sindonólogos llevan razón 
                      la Sábana de Turín es 
                      auténtica: es un tela auténtica fabricada 
                      con hilos auténticos.
                    Nostredóminus. El último vidente
                    Tras muchos lustros estudiando y comparando los libros 
                      relevados puedo 
                      aseguraros con toda certeza que todo esto, el mundo, nosotros, 
                      el 
                      universo... tiene una razón, un motor...
                    Que no ha pasado la última ITV...
                    pag-20
                    La percepción popular de la ciencia en Norteamérica
                    Mario Bunge
                    El Profesor Mario Bunge imparte filosofía de la 
                      ciencia en la Universidad 
                      McGill de Canadá. Es socio de honor de ARP y del 
                      CAIRP argentino.
                    En este artículo queda demostrado que no sólo 
                      en los países 
                      subdesarrollados el pensamiento mágico hace estragos: 
                      el autor traza un 
                      desalentador balance del auge de la pseudociencia en América 
                      del Norte, 
                      tanto en la población como en los mismos encargados 
                      de impartir la 
                      educación, y plantea una seria advertencia sobre 
                      la urgente necesidad de 
                      revertir ese cuadro.
                    Publicado originalmente en Transactions of the Royal Society 
                      of Canadá, 
                      con una posterior versión castellana en El Ojo Escéptico, 
                      órgano 
                      informativo del Centro Argentino para la Investigación 
                      y Refutación de la 
                      Pseudociencia (CAIRP), a quien agradecemos la cortesía 
                      por autorizar su 
                      reproducción en LAR.
                    En el periodo entre el Iluminismo y la Segunda Guerra Mundial, 
                      la ciencia 
                      gozó del respeto general en los países industrializados. 
                      Incluso asumió 
                      un rol seductor después de la bomba nuclear; su prestigio 
                      llegó a la 
                      cumbre en 1957, cuando el Sputnik fuera lanzado al espacio, 
                      y permaneció 
                      en ese lugar de la estima pública durante varios 
                      años más. Sin embargo, 
                      la imagen pública de la ciencia sufrió una 
                      alteración dramática desde 
                      finales de la década de los 60. Para muchos aparece 
                      como el villano 
                      culpable de la carrera armamentista, la degradación 
                      del medio ambiente y 
                      el desempleo. Una consecuencia preocupante de este cambio 
                      de actitud, es 
                      la aguda declinación, en los últimos años, 
                      de la inscripción en carreras 
                      científicas por parte de norteamericanos, ingleses 
                      y rusos.
                    Tanto los científicos como algunos otros saben, 
                      por supuesto, que la masa 
                      anticientífica se equivoca, que los individuos que 
                      procuran comprender el 
                      mundo no deben ser culpados de los pecados de quienes intentan 
                      dominarlo, 
                      y aún destruirlo. Pero aquí no estamos interesados 
                      en la ciencia, sino en 
                      el modo como ésta es percibida por el lego, y particularmente 
                      por la 
                      juventud. Debemos tratar de descubrir qué fue lo 
                      que modificó la anterior 
                      percepción favorable que tenía el público 
                      con respecto a la ciencia. Sólo 
                      así podremos encontrar respuestas efectivas para 
                      corregir las 
                      percepciones erróneas, antes del derrumbe de la empresa 
                      científica 
                      provocado por la falta de interés y desconfianza 
                      en la misma.
                    Analfabetismo científico en la era de la ciencia
                    Lo primero que debemos comprender para evaluar correctamente 
                      el estado 
                      actual de la cultura científica, es el hecho de que 
                      el respeto 
                      tradicional por la ciencia no era el resultado de una familiaridad 
                      con 
                      los hallazgos científicos, ni mucho menos con el 
                      enfoque científico. La 
                      ciencia solía ser respetada de lejos, del mismo modo 
                      como hoy se la 
                      denigra: a distancia. El cambio no ha sido tan notable en 
                      cuanto al 
                      conocimiento sino a la evaluación. El conocimiento 
                      público de la ciencia 
                      siempre ha sido descorazonador. El reciente cambio en su 
                      valoración 
                      simplemente ha empeorado una mala situación.
                    Cuan calamitosa es la situación en los EE.UU. y 
                      en el Reino Unido, fue 
                      revelado por una encuesta reciente que mostró que 
                      dos tercios de los 
                      adultos británicos creen que el sol gira alrededor 
                      de la tierra, que el 
                      50% de los norteamericanos adultos rechaza la teoría 
                      de la evolución, y 
                      el 80% cree que la astrología es una ciencia (ver 
                      Culliton, 1989). Otra 
                      encuesta, conducida por la Asociación Internacional 
                      para la Evaluación 
                      del Desarrollo Educacional, entre estudiantes de 14 años 
                      de 17 países 
                      diferentes, encontró que los EE.UU. ocupan el 15º 
                      lugar en logros 
                      científicos. Pero aún, desde 1970 los EE.UU. 
                      descendieron del 7º lugar al 
                      3º contando desde abajo (Hirsch, 1989).
                    No conozco la existencia de ninguna encuesta realizada 
                      en Canadá sobre 
                      conocimientos científicos. Sin embargo, el Servicio
                    pag-21
                    Americano de Evaluación Educacional, ha conducido 
                      un estudio sobre los 
                      alcances científicos y matemáticos de estudiantes 
                      de 13 años de edad en 4 
                      provincias de Canadá, y 5 países -EE.UU., 
                      Reino Unido, España, Irlanda y 
                      Corea del Sur (ver Byrne, 1989). Los coreanos fueron primeros 
                      en ambas 
                      categorías y los americanos últimos. La Columbia 
                      Británica compartió con 
                      Corea el nivel más alto en logros científicos. 
                      En matemáticas, los 
                      estudiantes provenientes de la Columbia Británica, 
                      los angloparlantes de 
                      Nueva Brunswick y los anglo y franco parlantes de Quebec 
                      se ubicaron en 
                      los segundos 4 niveles de excelencia. Pero no alardeemos 
                      de ello pues 
                      nuestros estudiantes se hallaban por debajo del nivel de 
                      los japoneses, 
                      húngaros, holandeses y rusos. Salimos favorecidos 
                      de una comparación con 
                      los EE.UU., tan sólo porque bajo la presidencia de 
                      Reagan, éstos se 
                      deslizaron a la altura de Tailandia en matemáticas 
                      y educación 
                      científica. Las cosas fueron muy diferentes a comienzos 
                      de los 60, 
                      cuando, tras el Sputnik, el gobierno de los EE.UU. hizo 
                      un esfuerzo 
                      intenso y que tuvo éxito para elevar la calidad de 
                      la enseñanza en 
                      ciencias y matemáticas. Las cosas tendrán 
                      un cariz más negativo para 
                      Canadá si nuestros gobiernos provinciales y federales 
                      continúan brindando 
                      mayor atención a los temas lingüísticos 
                      y constitucionales que a los 
                      educativos. Pocos notarán el deterioro si no tenemos 
                      información nacional 
                      periódica acerca del grado de conocimiento y de la 
                      actitud pública hacia 
                      la ciencia. ¿Es ilusorio esperar que la Royal Society 
                      de Canadá conduzca 
                      o encargue una encuesta de este tipo, que sirva de herramienta 
                      para los 
                      planificadores de la política científica y 
                      de la educación?
                    Confundiendo la ciencia con tecnología y tecnología 
                      con poder
                    Es probable que el lego crea que la planta nuclear, la 
                      computadora, y el 
                      aparato de respiración artificial, son logros científicos. 
                      Hay quien cree 
                      que Einstein inventó la bomba atómica y la 
                      máquina de viajar en el 
                      tiempo, y muchos otros llegaron a pensar que, en general, 
                      la ciencia es 
                      maligna y los científicos son locos que se proponen 
                      dominar el mundo. En 
                      suma, hay un doble malentendido, al equiparar erróneamente 
                      a la ciencia 
                      con la tecnología y a ésta con la industria 
                      y el gobierno.
                    ¿Quién es el culpable de estos malentendidos? 
                      Yo opino que ciertos 
                      filósofos son los pecadores originales. Por ejemplo, 
                      Francis Bacon, el 
                      fundador del empirismo moderno, quiso reemplazar la escolástica 
                      
                      "filosofía de palabras" con lo que llamó 
                      "filosofía de obras". Dos siglos 
                      más tarde, Auguste Comte, el padre del positivismo 
                      moderno, acuñó el 
                      famoso dicho "Savoir pour prévoir, prévoir 
                      pour pouvoir" ["Saber para 
                      prevenir, prevenir para poder"]. Esta filosofía 
                      pragmática alcanzó su 
                      punto máximo con Williams James, quien sostenía 
                      que todo lo que tiene 
                      valor económico es verdadero. Ninguno de los tres 
                      filósofos distinguía 
                      entre ciencia y tecnología, ni entendía que 
                      la tecnología puede ser 
                      utilizada tanto para bien como para mal.
                    Los científicos saben, por supuesto, que ciencia 
                      y tecnología no son la 
                      misma cosa: que sólo los tecnólogos diseñan 
                      aparatos o procesos que 
                      pueden tener una utilidad práctica. Los científicos 
                      saben que el objetivo 
                      de la investigación científica es la comprensión 
                      del mundo, no su 
                      dominio. Sin embargo, cuando escriben propuestas de pedidos 
                      de becas para 
                      investigación, pocos resisten la tentación 
                      de mencionar una utilidad 
                      práctica sustancial. La mayor parte de las veces 
                      tales pretensiones son 
                      directamente falsas, dichas para persuadir a los burócratas, 
                      quienes 
                      imaginan que la ciencia otorga poder industrial o político 
                      en forma 
                      directa. En cualquier caso, contribuyen a la confusión 
                      entre tecnología y 
                      ciencia.
                    Si se le reprocha la mentira, es probable que un científico 
                      argumente que 
                      todos los medios son legítimos para promover el avance 
                      del conocimiento 
                      (Muchos físicos que descreen de la posibilidad o 
                      la moralidad del 
                      proyecto de la "guerra de las galaxias" usan la 
                      misma excusa: que "el 
                      dinero no tiene olor"). Yo opino que esta estrategia 
                      maquiavélica es 
                      inmoral y prácticamente perjudicial. Moralmente porque 
                      uno nunca debería 
                      hacer nada bajo falsos pretextos. En la práctica, 
                      porque los burócratas y 
                      políticos eventualmente descubrirán que las 
                      afirmaciones de su utilidad 
                      fueron exageradas y porque, además, es deber de los 
                      científicos el educar 
                      a los servidores públicos, a los políticos 
                      y a los que pagan impuestos 
                      deben enseñar que la ciencia es un bien en sí 
                      mismo y que exigirle 
                      utilidad práctica inmediata significa cortarle las 
                      alas a la imaginación 
                      científica.
                    El dogmatismo religioso
                    El dogmatismo religioso es, por supuesto, lo opuesto a 
                      la actitud 
                      científica, la cual es esencialmente creativa y crítica. 
                      El dogmatismo
                    pag-22
                    religioso es el mayor obstáculo a la adopción 
                      de una actitud científica 
                      no sólo porque repudia a la investigación, 
                      sino también porque afirma la 
                      existencia de lo sobrenatural que, por vía de hipótesis, 
                      está más allá 
                      del alcance de la ciencia. La ciencia es naturalista en 
                      el sentido de que 
                      sólo estudia las cosas concretas y busca leyes, no 
                      milagros. Más aún, la 
                      ciencia lo hace sin recurrir a revelaciones y sin apoyarse 
                      en la 
                      autoridad indiscutible. No es extraño, pues, que 
                      la adoctrinación 
                      religiosa en la temprana edad sea el obstáculo más 
                      efectivo para el 
                      desarrollo de una mentalidad científica.
                    Por cierto, una actitud científica puede coexistir 
                      con una sincera fe 
                      religiosa -hasta cierto punto. Un conflicto entre ambas 
                      es inevitable al 
                      examinar cuestiones tales como la evolución del universo, 
                      el origen de la 
                      vida, la progenie humana, la naturaleza de la mente, el 
                      origen de las 
                      religiones, y la existencia de un mas allá, que son 
                      precisamente los 
                      interrogantes que más interesan al común de 
                      los mortales. Las respuestas 
                      a estas preguntas determinan si uno desarrolla una cosmovisión 
                      científica 
                      o no.
                    Como prueba, la evolución es un buen caso. Entre 
                      los años 1880 y 1960 
                      aproximadamente, parecía que la mayoría de 
                      las iglesias cristianas habían 
                      hecho las paces con la biología evolutiva. Lamentablemente, 
                      esto sólo fue 
                      un interludio en la lucha inmemorial entre religión 
                      y ciencia. Admitamos 
                      que hoy la evolución es negada en bloque sólo 
                      por los fundamentalistas y, 
                      en los EE.UU. por aproximadamente la mitad de la población 
                      adulta. Pero, 
                      por más liberal que sea, un religioso no puede admitir 
                      que la evolución 
                      ha sido un proceso enteramente natural; si es coherente 
                      debe afirmar que 
                      el proceso evolutivo ha sido guiado desde lo alto y que 
                      tiene un 
                      propósito definido. Al hacer esta afirmación 
                      distorsiona totalmente la 
                      biología evolutiva. De igual modo puede conceder 
                      la utilidad de la 
                      neurociencia para la psicología, en tanto pueda considerar 
                      al cerebro 
                      como un instrumento del alma inmaterial, inmortal y misteriosa, 
                      lo cual 
                      se contradice con la psicología fisiológica 
                      y la biología evolutiva. Para 
                      generalizar: la preocupación por resguardar a la 
                      religión conduce 
                      inevitablemente a la mutilación de la investigación 
                      científica y a la 
                      distorsión de la enseñanza de la ciencia.
                    Una consecuencia de la aceptación a medias de la 
                      ciencia entre quienes se 
                      aferran a las creencias tradicionales es que ninguna organización 
                      
                      religiosa tiene dificultad alguna en hallar laureados Nobel 
                      para que la 
                      patrocinen. Otra consecuencia es que la ciencia es a menudo 
                      enseñada codo 
                      con codo con la religión, como si fueran conceptualmente 
                      compatibles. 
                      Alcock (1981, p.30) halló que más de la mitad 
                      de los alumnos de ciencia 
                      en McGill University creen en Dios y en la inmortalidad 
                      del alma; apenas 
                      un 15% de ellos rechazaba estas creencias. Evidentemente, 
                      la mayoría de 
                      nuestros estudiantes mantiene un enfoque no científico 
                      aun cuando logren 
                      dominar técnicas e ideas científicas. No extraña 
                      que rara vez se animen a 
                      enfrentar asuntos controvertidos tales como evolución 
                      vs. creación, el 
                      problema mente-cuerpo, y las raíces de la creencia 
                      en lo sobrenatural. 
                      Como lo hubiera dicho Wilhelm von Humboldt, reciben Unterricht 
                      
                      (instrucción) y no Bildung (formación).
                    La creencia en lo paranormal
                    A pesar del espectacular éxito de la ciencia y el 
                      extendido uso de 
                      artefactos, y a pesar de la urbanización y educación 
                      obligatoria, la 
                      creencia en lo paranormal es desenfrena.
                    Hay toda una industria de lo paranormal y muchos periódicos, 
                      canales de 
                      televisión y editoras son parte de ella. Por ejemplo, 
                      miles de diarios en 
                      el mundo entero publican periódicamente horóscopos 
                      y difunden profecías 
                      de astrólogos y visiones de médiums -pero 
                      no se toman el trabajo de 
                      informarnos si tales alegatos se han visto refrendados luego 
                      por los 
                      hechos. Yo mismo he tenido tres relevantes encuentros con 
                      la empresa de 
                      comunicaciones CBC. Una vez me solicitaron que sugiriese 
                      nombres de 
                      personas quienes estarían interesadas en participar 
                      en un programa de 
                      parapsicología. Cuando sugerí un profesor 
                      de psicología y un mago 
                      profesional, el periodista se puso suspicaz y preguntó 
                      si tales personas 
                      eran escépticos. Al escuchar mi respuesta afirmativa 
                      exclamó: "ah, pero 
                      vea, el público quiere creer, no desea escuchar críticas". 
                      La segunda vez 
                      me solicitaron para aparecer durante media hora en un programa 
                      de la CBC 
                      francesa, pero mi entrevistador se tornó ostensiblemente 
                      nervioso a 
                      medida que avanzaban mis críticas, por lo que a los 
                      15 minutos me 
                      interrumpió diciendo: "Ya basta, ya basta, gracias 
                      profesor".. Más 
                      recientemente otro equipo de la CBC, el "Citybeat" 
                      me entrevistó durante 
                      una hora en mi casa inquiriendo mis puntos de vista sobre 
                      el pretendido 
                      hallazgo de una casa embrujada en Montreal, y sobre la creencia 
                      en lo 
                      paranormal en general. Lo que finalmente emitieron fue una 
                      larga 
                      entrevista con los dueños de la casa embrujada y 
                      con el
                    pag-23
                    exorcista que habían llamado (el actor principal, 
                      el fantasma, no se 
                      dignó aparecer en el show). Lo único que apareció 
                      de la entrevista que me 
                      hicieron fue un comentario final: "Por supuesto, alguna 
                      gente cree que la 
                      creencia en fantasmas es parte de la cultura barata de descarte" 
                      [junk 
                      culture].
                    Por suerte, no todos los medios son irresponsables cuando 
                      se trata de 
                      informar sobre ciencia y pseudociencia. Hay algunos espléndidos 
                      programas 
                      de ciencia por televisión, tales como Nova y The 
                      Nature of Things ["La 
                      naturaleza de las cosas"], así como una cantidad 
                      de series ocasionales de 
                      la BBC. Sin embargo, la audiencia que las sintoniza es pequeña 
                      comparada 
                      con las comedias "Kitsch". Por otra parte, algunos 
                      diarios y semanarios 
                      de influencia no se asocian con lo oculto y ellos, particularmente 
                      los 
                      periódicos financieros, proveen información 
                      fidedigna cuando informan 
                      sobre ciencia. Por ejemplo The Walt Street Journal y The 
                      Economist han 
                      sido sumamente cautos con el alegado descubrimiento de la 
                      fusión en frío, 
                      en marzo pasado. Pero estos medios son leídos por 
                      una minoría y pocos de 
                      sus lectores son jóvenes que pueden ser atraídos 
                      por la ciencia. El 
                      periodismo masivo se desentiende de la ciencia por completo, 
                      o presenta 
                      una visión distorsionada dando preeminencia a charlatanes. 
                      Incluso la 
                      revista Discover publicó avisos de página 
                      entera de la Iglesia de la 
                      Cientología.
                    En suma, la popularidad de las creencias en lo paranormal, 
                      junto al 
                      incremento del fundamentalismo religioso, señalan 
                      el renacer del 
                      pensamiento mágico, una marcha atrás del die 
                      Entzauberung der Welt, el 
                      cual Max Weber consideraba como la característica 
                      de la cultura moderna.
                    La contracultura
                    Anteriormente la mayor parte de los intelectuales respetaban 
                      la ciencia, 
                      aún sin tener una comprensión cabal de la 
                      misma. Más recientemente, el 
                      grueso de la intelligentsia estaba dispuesta a conceder 
                      que la ciencia es 
                      el motor de la moderna cultura intelectual. En la actualidad 
                      un gran 
                      número de autodenominados intelectuales se han enrolado 
                      en la 
                      contracultura, movimiento rebautizado como "New Age" 
                      [Nueva Era]. La 
                      mayoría de los seguidores de esta nueva moda rechazan 
                      la ciencia; otros 
                      proclaman que el misticismo oriental es la clave de la ciencia 
                      moderna y 
                      no pocos rechazan de plano todo argumento racional. Sus 
                      palabras gancho 
                      son "insight", "holismo ","espíritu", 
                      "sinergia", "natural", y 
                      "ecológico"; unos pocos se aventuran a 
                      usar en sentido equivocado los 
                      términos "información", "catástrofe" 
                      y recientemente, "caos".
                    Toda esta gente afirma que la cultura "oficial" 
                      =s superficial y está 
                      muerta, que no hay desórdenes mentales sino sociedades 
                      enfermas, que la 
                      ciencia es responsable de los armamentos modernos y de la 
                      degradación 
                      ambiental. Respaldan a quiromantes, homeópatas, acupunturistas, 
                      
                      psicoanalistas, y hasta curadores por la fe y brujos. Compran 
                      cinturones 
                      magnéticos, péndulos, cristales, y toda clase 
                      de adminículos que suponen 
                      sirven para diagnosticar y a aún curar enfermedades 
                      de todo tipo, desde 
                      el resfriado común y dolores de espalda hasta el 
                      cáncer y el SIDA. 
                      Forman, así, la clientela de la "medicina alternativa" 
                      (médécine douce) y 
                      de la logoterapia.
                    Las críticas a la ciencia por ser racional, analítica 
                      y reduccionista no 
                      provienen sólo de los pseudointelectuales, ni son 
                      los únicos que 
                      profieren especulaciones falsas o incontrastables. Por ejemplo, 
                      el 
                      eminente topólogo René Thom, afirma haber 
                      construido una teoría biológica 
                      totalizadora que nos permitiría cerrar sin más 
                      todos los laboratorios de 
                      biología. El exitoso inventor James E. Lovelock propuso 
                      la doctrina Gaia, 
                      según la cual nuestro planeta es un sistema vivo 
                      autorregulado capaz de 
                      cuidarse de cualquier cantidad de polución. Sir John 
                      Eccles, quien ganó 
                      un premio Nobel por sus trabajos en neurociencia, dice que 
                      la mente es un 
                      entidad inmaterial que actúa sobre las neuronas vía 
                      telequinesis. Eugene 
                      Wigner, otro laureado con el premio Nobel, enseña 
                      que todos los procesos 
                      nucleares, atómicos y moleculares son gobernados 
                      por la mente del 
                      experimentador. El científico político Samuel 
                      Huntington, de Harvard, 
                      escribe ecuaciones pseudomatemáticas utilizando símbolos 
                      que representan 
                      variables tales como "movilización social" 
                      y "frustración social", a las 
                      cuales no se toma el trabajo de definir. De modo similar, 
                      el profesor 
                      Roben Axelrod, conocido autor de una teoría de la 
                      evolución de las 
                      normas, asigna valores numéricos a variables matemáticas 
                      indefinidas 
                      tales como "nivel de tentación" y "valentía" 
                      con las que alimenta la 
                      computadora.
                    Más aún, la comunidad académica misma 
                      no es sólo consumidora sino 
                      productora de pseudociencia. Y no se trata de que sea indiferenciable 
                      de 
                      la ciencia como algunos filósofos afirman. Lo que 
                      sucede es que los 
                      especialistas si suelen equivocarse cuando se
                    pag-24
                    salen de su campo de experiencia; particularmente si tienen 
                      una 
                      motivación ideológica. Si tales desviaciones 
                      de la actitud científica 
                      fueran examinadas con ojo crítico dentro del campo 
                      académico antes de 
                      salir al encuentro de divulgadores y filósofos, serían 
                      relativamente 
                      inocuas. Como están las cosas, contribuyen a una 
                      visión anticientífica 
                      del mundo, tal como la propugnada por la "New Age".
                    Filosofía irracionalista
                    El componente filosófico de la contracultura es 
                      el irracionalismo, esto 
                      es, la familia de doctrinas según las cuales la razón 
                      es traicionera y 
                      peligrosa, mientras que el instinto, el sentimiento visceral, 
                      la fe y la 
                      intuición son confiables. La más extrema versión 
                      del irracionalismo 
                      contemporáneo es el existencialismo. Heidegger y 
                      sus imitadores son 
                      irracionalistas totales; son ininteligibles, al punto de 
                      que los escritos 
                      de Heidegger esperan aún su traducción al 
                      alemán. Siendo una filosofía 
                      hermética, o más bien una pseudofilosofía, 
                      el existencialismo nunca 
                      hubiera llegado a ser popular. En razón de su esoterismo, 
                      todo lo que el 
                      público sabe sobre el existencialismo proviene de 
                      las reflexiones de 
                      Woody Allen sobre el ser y la muerte. Sin embargo, una cosa 
                      está clara: 
                      los existencialistas odian la ciencia y la lógica, 
                      y ésta es una de las 
                      razones por las cuales se explica el apoyo que diera Heidegger 
                      al 
                      nazismo.
                    El ataque que hace el existencialismo a la razón 
                      y a la ciencia es 
                      confuso y torpe y suena como si hubiera sido escrito en 
                      el siglo XII. Hay 
                      otra táctica más sutil y efectiva: el ataque 
                      subjetivista y antirrealista 
                      montado contra la ciencia por el historiador de la ciencia 
                      Thomas S. Kuhn 
                      y por el filósofo de la ciencia Paul K. Feyarebend, 
                      en los años 60 y 70. 
                      Estos escritores populares sostienen que no hay verdad objetiva, 
                      que el 
                      científico crea él mismo los hechos, que las 
                      teorías científicas son 
                      aceptadas o rechazadas como si fueran modas, que los sucesivos 
                      puntos de 
                      vista científicos son mutuamente "inconmensurables", 
                      esto es, no 
                      comparables uno con otro, que no hay criterios definidos 
                      de aceptación de 
                      teorías, que cada revolución científica 
                      destruye todas las adquisiciones 
                      anteriores, que -aún en el caso de Feyerabend- no 
                      hay diferencias entre 
                      la ciencia por un lado y la pseudociencia y la ideología 
                      por otro; por 
                      ejemplo, entre la biología evolutiva y la "ciencia 
                      creacionista", entre 
                      psicología y parapsicología, entre medicina 
                      y curaciones por la fe, y aún 
                      entre ciencia y magia. Publicaciones serias sobre filosofía 
                      de la ciencia 
                      han sido desplazadas por libros como Against Method [Contra 
                      el método], 
                      The Social Construction of Reality [La construcción 
                      social de la 
                      realidad],
                      Ways of World Making [Las maneras de hacer el mundo], Farewell 
                      to Reason 
                      [Adiós a la razón], y La science comme mythe 
                      [La ciencia como mito].
                    Estos enfoques irracionalistas y subjetivistas de la ciencia 
                      se han 
                      vuelto populares especialmente entre gente que halla los 
                      estándares 
                      científicos demasiado altos, así como entre 
                      gente joven bien intencionada 
                      que culpa a la ciencia por los problemas globales que amenazan 
                      la 
                      supervivencia de la humanidad. Es sin embargo fácil 
                      demoler tales 
                      heterodoxias de moda; por ejemplo, mediante el análisis 
                      de cómo se 
                      comparan las teorías científicas entre sí 
                      y con los datos experimentales 
                      (ver Bunge, 1983). Pero esto no tiene importancia en esta 
                      encrucijada. Lo 
                      que cuenta en relación a la percepción popular 
                      de la ciencia es que el 
                      irracionalismo y el subjetivismo no sólo distorsionan 
                      la imagen de la 
                      ciencia sino que también contribuyen a su descrédito. 
                      Moraleja: si le 
                      importa la ciencia, no pase por alto su filosofía.
                    La escuela
                    No es novedad que la escuela elemental y media no enseñan 
                      suficiente 
                      ciencia y lo que enseñan tienden a hacerlo de manera 
                      dogmática. Esto es, 
                      habitualmente presentan la ciencia como un cuerpo de creencias 
                      más que 
                      como un proceso de cuestionamiento, conjetura y prueba, 
                      y de 
                      descubrimiento e invención que es en realidad. Más 
                      aún, cuando hay algún 
                      trabajo en el laboratorio, es por lo general "sin tocar" 
                      ["hands off"], y 
                      lo que tocan ["hands on"], lo hacen ciegamente, 
                      sin la preparación 
                      teórica necesaria. Los resultados son el aburrimiento, 
                      la extinción de la 
                      curiosidad natural, y la incapacidad de afrontar nuevos 
                      problemas 
                      cognitivos.
                    Parte del problema es, por supuesto, que la mayoría 
                      de los maestros de 
                      ciencia han estudiado muy poco sobre el tema y no se sienten 
                      cómodos 
                      enseñándolo (ver Atkin, 1983). Por ser graduados 
                      de facultades de la 
                      educación, han pasado años aprendiendo cómo 
                      enseñar, diseñar curriculums 
                      y manejar escuelas, más que familiarizándose 
                      con la ciencia. ¿Cómo se 
                      puede esperar que transmitan un entusiasmo que ellos no 
                      sienten? (ver 
                      Hirsch, 1989).
                    pag-25
                    El libro de texto de ciencia típico no ayuda a modificar 
                      esta situación. 
                      Por el contrario, es parte del problema: voluminoso y aburrido, 
                      a menudo 
                      erróneo, rara vez con relevancia a los problemas 
                      que se encuentran en la 
                      vida real, o con contenido entretenido. En particular, la 
                      industria del 
                      libro de texto en los EE.UU., a diferencia de su par británica, 
                      se
                      destaca en la producción de textos voluminosos (y 
                      por lo tanto, 
                      caros) y aburridos. Pero reciben tanta promoción 
                      que son elegidos 
                      habitualmente con preferencia sobre sus mejores rivales, 
                      en especial los 
                      que cuentan con el respaldo -sobre todo en los años 
                      anteriores a la era 
                      de Reagan- del gobierno federal o las organizaciones profesionales. 
                      Por 
                      ejemplo, en los años 70, sólo el 5% de los 
                      distritos escolares 
                      inspeccionados usaron materiales para matemáticas 
                      aportados por entidades 
                      federales, y ningún texto de ciencias naturales con 
                      respaldo federal fue 
                      usado en más del 25% de los distritos inspeccionados 
                      (Jackson, 1983).
                    Como consecuencia de una pobre preparación profesional 
                      pocos maestros de 
                      ciencias en las escuelas elementales o secundarias de Norteamérica 
                      han 
                      adoptado la actitud científica. Para peor, la poca 
                      ciencia que han 
                      aprendido ha sido con frecuencia insuficiente para arracancarlos 
                      de las 
                      creencias tradicionales e inmunizarlos contra las supersticiones 
                      más en 
                      boga. Por ejemplo, una investigación reciente sobre 
                      creencias de 
                      profesores de biología en colegios secundarios de 
                      los EE.UU. revela que 
                      el 34% de ellos cree que Adán y Eva fueron los primeros 
                      seres humanos y 
                      que fueron creados por Dios; el 20% cree que la Biblia es 
                      una fuente 
                      autorizada y confiable con respecto a temas científicos 
                      tales como la 
                      edad de la tierra y el origen de la vida; el 22% cree que 
                      el relato 
                      bíblico de la creación debe ser enseñado 
                      en la escuela pública como 
                      explicación de los orígenes y el 29% cree 
                      que Satán es una persona real 
                      trabajando actualmente en el mundo (Eve & Dunh, 1989). 
                      Sería interesante 
                      hacer un revelamiento similar en Canadá, particularmente 
                      en Quebec y en 
                      las Praderas canadienses.
                    La creencia en lo paranormal no está menos extendida 
                      entre los maestros 
                      de ciencia. Alcock (1981, p.25) halló que tan sólo 
                      alrededor del 30% de 
                      los profesores en la Universidad York eran escépticos 
                      sobre la percepción 
                      extrasensorial, y encontró que tan sólo el 
                      8% de los estudiantes en la 
                      Universidad McGill (en los cursos de tercer año) 
                      eran escépticos. No 
                      sería sorprendente si encontrásemos resultados 
                      similares entre los 
                      maestros de escuela elemental. Cuando mi hija cursaba el 
                      tercer grado en 
                      una buena escuela privada de Montreal, la mayoría 
                      de los libros de la 
                      biblioteca de clase tenían como temas la percepción 
                      extrasensorial, el 
                      triángulo de la Bermudas y otros del mismo tenor. 
                      En 10 años ha recibido 
                      más enseñanza en la así llamada educación 
                      moral y religiosa, que en 
                      física o química. Y, por supuesto, el conocimiento 
                      de la historia de 
                      Quebec y su geografía se considera más importante 
                      que el conocimiento de 
                      la historia y geografía universales, para no hablar 
                      de las ciencias 
                      naturales.
                    En resumen, nuestras escuelas elementales y medias no ofrecen 
                      enseñanza 
                      científica adecuada. No es que carezcan de fondos, 
                      material o personal 
                      apropiados; nunca han tratado de hacerlo presumiblemente 
                      porque las 
                      autoridades educacionales no han aprendido aún que 
                      la ciencia es el 
                      núcleo y el motor de la cultura contemporánea 
                      intelectual.
                    ¿Qué hacer?
                    ¿Qué se puede hacer para corregir la errónea 
                      percepción popular de la 
                      ciencia? Sólo una cosa puede hacerse, y es mejorar 
                      la enseñanza de la 
                      ciencia y de la historia y filosofía de la ciencia. 
                      Esto puede y debe 
                      hacerse en los 3 primeros niveles de aprendizaje, y también 
                      en los medios 
                      de difusión y en la industria editorial.
                    Necesitamos una reforma escolar radical que pueda llevar 
                      a nuestras 
                      escuelas al nivel de las mejores de Europa y del Lejano 
                      Oriente. Esto se 
                      puede obtener con un mejor entrenamiento de los maestros 
                      -en particular 
                      laboratorios, equipos de experimentación científica 
                      y libros de texto- y 
                      el doble de horas semanales dedicadas a la ciencia y a las 
                      matemáticas en 
                      todas las escuelas primarias y secundarias.
                    No obtendremos mejores maestros de ciencias de las existentes 
                      facultades 
                      de educación y de los colegios de estudios superiores 
                      de enseñanza, 
                      puesto que éstos son por lo general bastiones del 
                      conservadurismo y 
                      enfatizan el método de enseñanza a expensas 
                      del contenido. Más aún, 
                      algunos tales como la Facultad de Educación de la 
                      Universidad de McGill, 
                      ni siquiera ofrecen un grado de Bachiller en Profesorado 
                      de Ciencias o de 
                      Matemáticas. En lugar de eso, ofrecen programas de 
                      religión (protestante, 
                      católica, judía), francés como segundo 
                      idioma, educación física, 
                      económica, doméstica, etc. No están 
                      actualizados.
                    Si queremos elevar la enseñanza de la ciencia y 
                      las matemáticas debemos 
                      pasar por alto
                    pag-26
                    las Facultades de Educación y los Profesorados en 
                      los Colegios de 
                      Estudios Superiores y estimular a las escuelas para que 
                      tomen a gente 
                      competente como maestros que enseñen tales materias, 
                      por ejemplo, 
                      graduados en matemáticas, ciencia o ingeniería. 
                      Estos individuos pueden 
                      inicialmente carecer de habilidad didáctica, pero 
                      la obtendrán con la 
                      práctica. Al menos sabrán de lo que están 
                      hablando, y cuando se les haga 
                      preguntas que no sepan contestar, tendrán el coraje 
                      de admitir 
                      ignorancia, y la voluntad y competencia para encontrar las 
                      respuestas. 
                      Los libros de texto sólo se pueden mejorar si son 
                      los científicos quienes 
                      los escriben. Hay algunos ejemplos imitables en este campo, 
                      como los 
                      textos de ciencia elemental británicos, mejicanos 
                      y cubanos.
                    El experimento mejicano es particularmente interesante. 
                      Cerca de dos 
                      décadas atrás, el Ministerio de Educación 
                      de Méjico comisionó a algunos 
                      de los mejores matemáticos, científicos naturales 
                      y sociales del país a 
                      escribir libros de texto de nivel elemental. Estos resultaron 
                      excelentes: 
                      no sólo exactos sino también comprensibles 
                      y atractivos. El gobierno los 
                      publicó y distribuyó libremente entre la población 
                      escolar. 
                      Lamentablemente este esfuerzo prontamente se frustró 
                      por la carencia de 
                      maestros cualificados, la falta de medios adecuados y de 
                      aulas 
                      abarrotadas. Ninguna reforma puede tener éxito si 
                      sólo abarca un sector. 
                      Cada componente del sistema tiene que ser reformado. Podemos 
                      concebir e 
                      implementar tal reforma. ¿Por qué no lo hacemos?
                    Para mejorar el nivel de cobertura del tema científico 
                      en diarios, 
                      revistas, televisión y radio habría que jerarquizar 
                      la profesión de 
                      periodismo científico. El reportero en ciencias debe 
                      estar mejor educado 
                      y recibir una mejor paga. No tenemos suficiente periodismo 
                      científico en 
                      Canadá. Es cierto que hay una excelente revista de 
                      ciencia popular, 
                      Québec Science, pero es provincial. Y Le Devoir ha 
                      incorporado 
                      recientemente a un buen periodista en el área de 
                      ciencias, pero sólo le 
                      dan una página por semana. La Gazette de Montreal, 
                      también tiene su 
                      página semanal de ciencias, pero toma su contenido 
                      de las agencias de 
                      noticias del país vecino. Parece no existir una publicación 
                      nacional 
                      sobre temas de ciencia dirigida a maestros y estudiantes 
                      de escuelas 
                      elementales. En contraste, el gobierno de Colombia publica 
                      CIMPEC, un 
                      excelente mensuario dirigido a ese público: ¿Podría 
                      el consejo en 
                      ciencias de Canadá hacer algo similar?
                    Otra cosa que puede y debe hacerse para mejorar la imagen 
                      publica de la 
                      ciencia es multiplicar el número de centros y museos 
                      de ciencia. 
                      Necesitamos un centro en cada ciudad de importancia en Canadá 
                      que atraiga 
                      miles de visitantes que puedan experimentar, ver espectáculos 
                      de ciencias 
                      y escuchar conferencias y cursos en temas científicos. 
                      Toronto y Ottawa 
                      tienen sus museos de ciencia popular y un grupo privado 
                      de Montreal está 
                      planeando construir un Carrefour de ciencias, técnicas 
                      e industrias. Pero 
                      necesitamos muchos más centros como éste, 
                      y todos deberían hacer muestras 
                      anuales para atraer a un gran número de visitantes.
                    Finalmente, a las ciencias de la ciencia, la historia, 
                      sociología y 
                      filosofía de la ciencia, se les debería dar 
                      más importancia, ya que son 
                      las disciplinas que brindan la imagen formal de la ciencia. 
                      Hace 350 
                      años, la Royal Society de Londres fue creada a base 
                      del modelo propuesto 
                      por el filósofo Francis Bacon. Hoy la ciencia es 
                      menospreciada apoyándose 
                      en caricaturas dibujadas por los filósofos de la 
                      contracultura. Los 
                      hombres de negocios saben que el envoltorio, la comercialización 
                      y la 
                      publicidad de sus productos es tan importante como los productos 
                      mismos. 
                      ¿Cuándo aprenderán los científicos 
                      y los profesores de ciencias que esto 
                      también se aplica a sus productos? ¿Cuándo 
                      cesarán de sentir 
                      desprecio por las ciencias, mientras mantienen obsoletos 
                      puntos de vista 
                      filosóficos, históricos y sociológicos 
                      de la ciencia?
                    Conclusión
                    La ciencia y la tecnología se encaminan a una grave 
                      crisis en 
                      Norteamérica. Se estima que en los EE.UU. harán 
                      falta medio millón de 
                      científicos e ingenieros a comienzos del próximo 
                      siglo (Powledge, 1989). 
                      Asumiendo que el caso canadiense sea similar, podemos esperar 
                      un déficit 
                      de alrededor de 50.000 científicos e ingenieros para 
                      el comienzo del 
                      siglo XXI.
                    Este déficit se debe a diversas causas: la declinación 
                      de la natalidad, 
                      el menor apoyo gubernamental a la educación, el aumento 
                      del gasto militar 
                      y su correlativo desprecio de talentos, la diseminación 
                      de la 
                      contracultura y la crecientemente negativa imagen popular 
                      de la ciencia. 
                      Este último factor no debe ser subestimado, ya que 
                      la elección de una 
                      carrera es un asunto psicológico determinado en gran 
                      medida por el 
                      estatus adjudicado socialmente a cada carrera. ¿Por 
                      qué deberían los 
                      jóvenes dedicar sus vidas a la ciencia si se les 
                      dice que la ciencia es 
                      aburrida, no muy diferente de una ideología,
                    pag-27
                    responsable de todos los problemas corrientes del globo, 
                      y ni siquiera 
                      muy prestigiosa? ¿Por qué deberían 
                      volcarse a una carrera científica si 
                      sus líderes filisteos los exhortan a buscar fortuna 
                      y poder antes que 
                      conocimiento y servicio? ¿Y por qué deberían 
                      sufrir un largo y penoso 
                      entrenamiento si pueden hacer buen dinero rápidamente 
                      con un título 
                      ordinario?
                    No es milagro que alrededor del 60% de la plana mayor de 
                      los profesores y 
                      de los graduados en matemáticas, ciencias naturales 
                      e ingeniería de las 
                      universidades norteamericanas sean extranjeros. Hasta ahora 
                      la huida de 
                      cerebros del tercer mundo compensaba nuestro déficit 
                      en materia gris. 
                      De ahora en adelante no deberíamos contar con el 
                      aporte de cerebros 
                      extranjeros porque la mayor parte de los países del 
                      tercer mundo ha 
                      comenzado a declinar, rápida, profunda y tal vez 
                      irremisiblemente en la 
                      mayoría de los casos. Si no entrenamos a nuestros 
                      propios matemáticos, 
                      científicos naturales e ingenieros nadie lo hará 
                      por nosotros.
                    Afortunadamente, tenemos los medios para evitar la amenaza 
                      de decadencia 
                      científica y tecnológica. Nos podemos preparar 
                      para la paz y así liberar 
                      enormes recursos humanos y materiales para aplicarlos a 
                      lo social. 
                      Podemos mejorar el respaldo a la ciencia básica. 
                      Podemos mejorar la 
                      enseñanza de la ciencia reclutando maestros de los 
                      programas de ciencia 
                      más que de las facultades de educación. Podemos 
                      mejorar la calidad de los 
                      libros de texto y la cobertura periodística, interesando 
                      a los 
                      científicos en la educación científica 
                      y en la popularización de la 
                      ciencia. Y también será de interés 
                      para la industria, que está sufriendo 
                      una severa escasez de personal técnico (ver Pearson, 
                      1989).
                    Resumiendo, la imagen pública de la ciencia se ha 
                      herrumbrado en la dos 
                      décadas pasadas. Sin embargo, los países industrializados 
                      tienen los 
                      medios para corregir esta distorsión y evitar el 
                      amenazante descenso de 
                      la ciencia y la tecnología a través de la 
                      acción individual y colectiva. 
                      ¿Lo harán a tiempo para evitar la caída 
                      irreversible de la civilización 
                      industrial? En particular, los gobiernos federales y provinciales 
                      de 
                      Canadá ¿se darán cuenta a tiempo que 
                      Canadá no entrará en el próximo 
                      siglo como una nación civilizada si continúa 
                      siendo el país 
                      industrializado con la menor inversión en investigación 
                      y desarrollo y 
                      cuyas autoridades educativas muestran pocos signos de preocupación 
                      sobre 
                      el penoso estado de la ciencia y la tecnología?
                    Referencias
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                      and New York: 
                      Pergamon Press. (Nota de los editores: la edición 
                      inglesa ya está 
                      agotada, pero hay una edición francesa todavía 
                      en venta, se titula: 
                      Parapsychologie: Science ou Magie?". Editorial Flammariom. 
                      Paris 1989. 
                      Precio 145 FF.)
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                    Culliton, B.J. (1989) The dismal state of scientific literacy. 
                      Science 
                      243:600.
                    Eve, R.A. & D. Dunn (1989) High School biology teachers 
                      and 
                      pseudoscientific belief: passing on it? Skeptical Inquirer 
                      13: 260-63.
                    Hirch, E.D., Jr. (1989) The primal scene of education. 
                      New York Review of 
                      Books, March 2,pp.29-35.
                    Jackson, P.W. (1983) The reform of science education: a 
                      cautionary tale. 
                      Daedalus 112 (2):143-66.
                    Pearson, R. (1989) Turning the switch on skills, Nature 
                      337:488.
                    Powledge, T.M. (1989) What shall we do about science education? 
                      The AAAS 
                      Observer, supplement to Science 5, May 1989.
                    pág-28
                    Nota en torno al artículo homeopatía: Último 
                      balance (Aparecido en LAR, 
                      Núm.20).
                    Víctor Sanz Larrinaga
                    Aunque con excesivo retraso (debido a nuestro funcionamiento 
                      editorial) 
                      conviene hacer dos breves observaciones al artículo 
                      mencionado, y, más 
                      concretamente, al término que allí figura 
                      como fibrosite.
                    En primer lugar, hemos de destacar que la palabra fibrosite 
                      es francesa y 
                      su traducción castellana corresponde a fibrositis 
                      (en lengua inglesa es 
                      también fibrositis). Además, en medicina, 
                      y más concretamente en 
                      reumatología, se usa como término sinónimo: 
                      fibromialgia (en inglés: 
                      fibromyalgia).
                    En segundo lugar, hay que hacer hincapié en que 
                      este tipo de procesos se 
                      incluyen en lo que en otro lugar (La psoriasis y el milagro 
                      de los peces, 
                      LAR. núm.2l) hemos descrito de forma irónica 
                      como presa fácil de médicos 
                      alternativos, y ello en razón de su carácter 
                      complejo: evolución 
                      incierta, causa mal conocida, influencias psicológicas 
                      evidentes, etc. No 
                      en vano hasta fecha relativamente reciente no se fijaron 
                      criterios 
                      uniformes de diagnóstico clínico (Fibromyalgia 
                      syndrome: an emerging but 
                      controversial condition. Goldenberg DL, JAMA 1987), y aún 
                      así persiste la 
                      discusión.
                    En suma, se confirma una ves más cómo los 
                      farsantes eligen sus victimas y 
                      procedimientos para obtener sus éxitos. Sólo 
                      nos resta agradecer a M. 
                      Rouzé haber escrito el artículo y a nuestro 
                      compañero J. Armentia haberlo 
                      traducido para LAR.
                    Afis science...et pseudo-science
                    Cahiers bimestriels de l'Association Française pour 
                      l´Information 
                      Scientifique
                    Redactor Jefe: Michel Rouzé
                    Comité de Redacción: Jean-Pierre Adam. Patrick 
                      Bollé, Henri Broch, 
                      Dominique Caudron, Yves Galifret, Maurice Gross, Jean-Claude 
                      Pecker, 
                      Michel Rouzé y René L. Seynave.
                    Suscripción anual (6 números). 160 Francos 
                      Franceses.
                    Los podéis pedir mediante un giro postal a:
                    Ccp afis 21 000 00 P París. Francia.
                    Una magnífica revista que nos abre una ventana racionalista 
                      a lo que 
                      ocurre en el mundo de las paraciencias francés. Normalmente 
                      hacen un 
                      fuerte hincapié en el tema de las medicinas alternativos. 
                      Hace años su 
                      lucha fue contra el fraude paramédico organizado 
                      por los curanderos 
                      psíquicos de las Filipinas. Hoy su caballo de batalla 
                      es la homeopatía, 
                      memoria del agua y otros milagrosos polvos de la Madre Celestina.
                    Para que veáis un ejemplo de su proceder podéis 
                      adquirir el trabajo 
                      titulado Chirurgiens á mains nues. Se trata de un 
                      trabajo de 17 páginas 
                      que se publicó en 1977. Solicitarlo enviando 28 Francos 
                      a la cuenta 
                      postal (CCP) antes indicada.
                    pag-29
                    ¿La astronomía frente a la astrología? 
                    
                    Javier E. Armentia. Planetario de Pamplona
                    Texto de la ponencia presentada en los XI Jornadas Nacionales 
                      de 
                      Astronomía, celebradas en Murcia los días 
                      12 a 14 de octubre de 1990.
                    En mayo de este año se dio a conocer a los medios 
                      de comunicación un 
                      manifiesto suscrito por 258 astrónomos, astrofísicos 
                      y otros científicos 
                      que trabajan en nuestro país en el que mostraban 
                      su preocupación por el 
                      incremento en la acogida de las supersticiones astrológicas. 
                      La 
                      iniciativa partió de miembros del Departamento de 
                      Astrofísica de la 
                      Universidad Complutense de Madrid. Este manifiesto era el 
                      mismo que en 
                      1975 firmaron 186 científicos americanos entre ellos 
                      20 premios Nobel. 
                      Fue también el comienzo de una serie de debates, 
                      de artículos y de 
                      contramanifiestos de los astrólogos que aún 
                      continúa. ¿Qué razón hay para 
                      
                      este tipo de actuaciones? Se puede decir que la astrología 
                      no es sino una 
                      adivinación que incluso nos divierte desde las columnas 
                      de los 
                      periódicos, que no hace mal o daño a nadie, 
                      y que sus objetivos difieren 
                      tanto de los de la astronomía que es realmente una 
                      pérdida de tiempo 
                      organizar cruzadas contra ella. Más aún, esta 
                      campaña podría incluso 
                      desprestigiar la labor seria de los científicos... 
                      Obviamente, no soy de 
                      esta opinión. Como comentaba Andrew Fraknoi, de la 
                      Astronomical Society 
                      of the Pacific, en la misma línea que astrónomos 
                      como Carl Sagan o Bart 
                      J. Bok, aquellos de nosotros con experiencia en temas científicos 
                      tenemos 
                      la responsabilidad de dar a conocer al público, en 
                      forma clara y rotunda, 
                      los hechos acerca de las pseudociencias tal como los comprendemos 
                      (1). El 
                      se refería en general a temas tan diversos como los 
                      OVNIs, la astrología, 
                      las ideas de Velikovsky, el creacionismo, el triángulo 
                      de las Bermudas y 
                      demás historias de esta calaña. Todos los 
                      medios de comunicación recogen 
                      los más peregrinos hechos (muchos sólo presuntos) 
                      sobre las fronteras de 
                      la ciencia, pero bien pocas son las ocasiones en que al 
                      lado de las 
                      afirmaciones crédulos aparece una opinión 
                      racional, científica, 
                      escéptica. Parece que la opinión escéptica 
                      no vende, no es interesante, o 
                      peor aún, es reprobable. Cuando uno pregunta si a 
                      un presunto psíquico se 
                      le han puesto las condiciones de control necesarias, si 
                      había un mago al 
                      quite de posibles fraudes, rápidamente se le tacha 
                      de provocador. Lo 
                      mismo sucede si pedimos a un astrólogo que demuestre 
                      que su práctica vale 
                      de algo, si pretendemos que demuestre él sus afirmaciones. 
                      Sin embargo, 
                      cuando queremos comprar un coche de segunda mano, nadie 
                      se enfada si le 
                      echamos un vistazo al motor, o si llamamos a un amigo mecánico 
                      para que 
                      compruebe que todo va bien. El escepticismo parece estar 
                      permitido salvo 
                      en las pseudociencias. Lo que quiero destacar es que muchos 
                      de estos 
                      temas (en especial la astrología) tienen que ver 
                      con la astronomía, la 
                      actividad que os ha hecho venir a estas Jornadas, la afición 
                      a la que 
                      dedicáis tanto tiempo. Creo firmemente que como conocedores 
                      del tema, los 
                      aficionados a la astronomía también tienen 
                      una responsabilidad en este 
                      asunto, y una gran posibilidad de acceso a los medios de 
                      comunicación de 
                      la que los astrónomos profesionales, pocos y demasiado 
                      atareados, 
                      carecemos. Puede que pocos de vosotros hayáis dedicado 
                      a la astrología 
                      algo más de tiempo que el necesario para pasar de 
                      página en la revista, 
                      puede que no se os haya planteado nunca la necesidad de 
                      explicar el tema 
                      a alguien que os haya confundido con un astrólogo. 
                      Pero más bien muchos 
                      tendréis en vuestro haber alguna que otra explicación 
                      más o menos agria 
                      sobre el asunto... Por esta razón, mi contribución 
                      pretende proporcionar 
                      unas cuantas armas con que poder enfrentarse a charlatanes 
                      y demás 
                      augures. Algunos argumentos se han comentado ya en diversas 
                      revistas 
                      españolas y en artículos extranjeros (2). 
                      Aquí me centraré en algunos 
                      aspectos que se han tratado menos.
                    pag-30
                    ¿Que es la astrología?
                    Conviene centrarnos un poco en el tema de discusión. 
                      De esta manera no 
                      nos perderemos por las innumerables escuelas astrológicas 
                      -opuestas entre 
                      si- y podremos ir directos al meollo de esta práctica. 
                      Hay una astrología 
                      popular, la de los horóscopos de la prensa, que predice 
                      en cierto modo lo 
                      que a uno le puede pasar, según la fecha del año 
                      en que se nació. No la 
                      voy a discutir, pues los mismos astrólogos no le 
                      conceden la menor 
                      importancia. Ellos incluso la condenan con más saña 
                      que los escépticos, 
                      como lo han confesado en público cuando se les ha 
                      echado en cara la 
                      existencia de estas prácticas. Por cierto, nunca 
                      me han logrado explicar 
                      por qué no han sido ellos los primeros en arremeter 
                      contra los horóscopos 
                      diarios. Más aún, me consta que algunos de 
                      ellos viven de estas columnas 
                      astrológicas, o que al menos les proporcionan un 
                      dinero y un nombre 
                      conocido. Está claro que la existencia de esta astrología 
                      favorece un 
                      clima de aceptación a la astrología seria, 
                      situación que a los 
                      profesionales del tema les viene muy bien. Aunque me desvíe 
                      un poco del 
                      tema, quiero comentar aquí que una de las cosas que 
                      más me han llamado 
                      la atención de los astrólogos con quienes 
                      he tenido el gusto de dialogar 
                      ante los medios de comunicación es la facilidad con 
                      la que descalifican a 
                      sus colegas. Cada vez que uno les muestra que los astrólogos 
                      no han 
                      conseguido probar sus afirmaciones, que sus predicciones 
                      son bastante 
                      malas, siempre argumentan que lo que pasa es que hay mucho 
                      advenedizo en 
                      el tema, que hay mucha gente aprovechándose de la 
                      astrología para sus 
                      fines (económicos) pero que ellos son serios y científicos. 
                      Volviendo a 
                      la definición de astrología podríamos 
                      establecer un axioma principal de 
                      la misma: Las posiciones de los astros en un cierto momento 
                      son 
                      relevantes para caracterizar persones o sucesos, y su estudio 
                      es posible 
                      (3). Por supuesto, también se suelen levantar horóscopos 
                      a animales u 
                      objetos, pero lo podemos olvidar por el momento. Nótese 
                      que dentro de 
                      este supuesto básico se encuadran muchas diferentes 
                      concepciones 
                      astrológicas: los diferentes horóscopos occidentales, 
                      mayas, chinos, 
                      japoneses, etc.; las astrologías deterministas y 
                      las influenciales; la 
                      astroeconomía, la astromundial -sucesos de índole 
                      internacional-, la 
                      astrología meteorológica y tantas otras. La 
                      astrología más difundida es 
                      llamada natal. En ella el momento en el que se evalúa 
                      la influencia 
                      astral es el del nacimiento, y la caracterización 
                      varía desde el aspecto 
                      físicopsíquico hasta el futuro, las ocupaciones, 
                      los momentos propicios o 
                      aciagos y muchos más cosas. Hay que tener en cuenta 
                      que hay astrólogos 
                      que dicen que su práctica es una disciplina científica, 
                      pero también hay 
                      los que hablan de su arte. En el Diccionario de la Lengua 
                      Española, la 
                      astrología se define como un arte adivinatoria, y 
                      en este sentido, 
                      deberíamos emplear en vez de astrología el 
                      nombre de astromancia. Hay que 
                      tener en cuenta que etimológicamente la palabra astrología 
                      se refiere al 
                      estudio de los astros, cosa que no es real (bien pocos astrólogos 
                      
                      actuales se interesan por el firmamento real), mientras 
                      que gran parte de 
                      la astrología es más una adivinación, 
                      una mancia. En cualquier caso, el 
                      planteamiento frente a los astrólogos que se autoproclaman 
                      científicos es 
                      claro: para que una actividad sea ciencia tiene que participar 
                      de las 
                      características del método científico; 
                      tiene que plantear unos postulados 
                      claros y demostrarlos. No me cansaré de decir que 
                      en la labor científica 
                      el peso de la demostración cae sobre quien hace la 
                      afirmación. Esto es 
                      importante, porque si alguien asegura que el cielo ejerce 
                      una determinada 
                      influencia sobre algo o alguien, él debe demostrarlo. 
                      No tenemos por qué 
                      intentar demostrar que no es así. Por eso, no voy 
                      a entrar a discutir en 
                      demasía el asunto de cuál puede ser la fuerza 
                      con que actúan los planetas 
                      sobre nosotros. Hablaré de diversas propuestas y 
                      de por qué no son 
                      creíbles. ¿Qué hacer ante los que dicen 
                      que lo suyo es arte, es una 
                      poesía de la relación hombre-cosmos? En este 
                      caso, no hay por qué 
                      invalidar la astrología, pues ellos siempre se van 
                      a defender en que lo 
                      suyo es un arte. Claro que según dicen esto se descalifican 
                      ellos mismos. 
                      El planteamiento más sencillo es el siguiente: Si 
                      lo suyo es arte, es 
                      poesía sin nada que ver o que hacer con la realidad, 
                      aún así me parece 
                      que por el dinero que cuesta una carta astral cualquier 
                      persona puede 
                      comprar buenos libros de poesía, y de paso fomentar 
                      la cultura... ¿Por 
                      qué no hacen su astrología por amor al arte? 
                      En serio, no creo necesario 
                      iniciar cruzadas en contra de las creencias de la gente. 
                      Aquellos 
                      astrólogos que abominan de la ciencia, que hablan 
                      de creencias o de arte, 
                      quedan aparte de toda esta crítica que hago. No quiero 
                      avivar luchas 
                      entre ciencia y religión, que normalmente no han 
                      llegado a ningún puerto. 
                      Por cierto, puede servir de ayuda algo que saca de quicio 
                      a cualquier 
                      astrólogo, y es que le comparen a los que leen la 
                      mano, echan las cartas 
                      o usan la bola de cristal. En realidad, la astrología 
                      tiene más que ver 
                      con estas supersticiones adivinatorias que con la ciencia. 
                      Y ellos 
                      malamente lograrán demostrar lo contrario, por
                    pag-31
                    mucho que digan que sus estudios son matemáticamente 
                      serios o que, como 
                      me ha dicho más de un astrólogo, que sus tablas 
                      planetarias son las de la 
                      NASA. Por cierto, que esto es falso la mayoría de 
                      las veces: he estado 
                      inspeccionando las tablas usados por varios astrólogos 
                      y lo que he podido 
                      ver es que los programas que usaron para calcularlas estaban 
                      basados en 
                      algunos de los que la NASA tenía para lo mismo. Afortunadamente, 
                      aun con 
                      los problemas actuales de presupuesto, los científicos 
                      de la NASA no se 
                      dedican a levantar horóscopos.
                    La astrología no es la madre de la astronomía
                    Algo que les encanta comentar a los astrólogos es 
                      el origen común de 
                      astrología y astronomía. Ellos lo exageran 
                      hasta decir que primero fue la 
                      astrología y que posteriormente (en el siglo XVI 
                      o XVII) se separó la 
                      astronomía. Por supuesto, astronomía y astrología 
                      fueron juntas durante 
                      gran parte de nuestra historia. No es necesario aquí 
                      comentar las 
                      diferencias entre una y otra (aunque los periodistas suelen 
                      necesitar 
                      este tipo de explicación), que se basa ni más 
                      ni menos en el método 
                      científico. Lo que pasa es que ni la antigüedad 
                      de la astrología supone 
                      un aval para ella (la esclavitud es tan antigua o más, 
                      y no por ello 
                      buena..) ni es cierto que la astronomía naciera como 
                      hija de la 
                      astrología. En efecto, los primeros intentos que 
                      podemos encontrar en la 
                      cultura referidos a la astronomía se relacionan con 
                      la necesidad de 
                      establecer un calendario y de medir el tiempo (4). Es evidente 
                      la 
                      importancia que una cultura que depende de la naturaleza 
                      debió dar el 
                      método para saber cuándo se podían 
                      plantar los diferentes cultivos, 
                      cuándo era la época de recolección, 
                      qué animales podrían cazar y cuándo.. 
                      
                      El establecer un calendario supuso un enorme trabajo de 
                      observación de la 
                      naturaleza y del cielo, que proporcionaba un reloj evidente. 
                      También 
                      debió darse bastante al principio la asociación 
                      entre ese reloj inmutable 
                      y lo divino, y la relación entre los ciclos celestiales 
                      y los humanos. 
                      Surgiría por lo tanto pronto una mitología 
                      sobre el asunto, la base de la 
                      astrología. No quiero que lo dicho se interprete 
                      como que la astronomía 
                      es anterior, sino dejar claro que la astronomía estuvo 
                      desde el 
                      principio, que era útil como tal, y que fue el mismo 
                      entorno cultural 
                      el que la asoció a una explicación mítica. 
                      Por lo tanto, cuando unos 
                      astrólogos acusaban de complejo de Edipo a los astrónomos, 
                      por rebelarse 
                      contra la astrología, la madre, no estaban sino diciendo 
                      memeces.
                    Sobre la historia de la astronomía
                    Muy en relación con lo que comentaba antes, los 
                      astrólogos se regodean en 
                      comentar que grandes astrónomos creyeron y/o practicaron 
                      la astrología. 
                      Es cierto que astronomía y astrología fueron 
                      de la mano (los mismos 
                      hombres practicaban ambas cosas), pero no es menos cierto 
                      que a partir 
                      del siglo XVI la separación es clara. Se suele poner 
                      a Kepler como 
                      prototipo de la doble actividad. Pero muy pocos astrólogos 
                      comentan que 
                      en aquella época la única forma de ganarse 
                      la vida que tenía Kepler era 
                      la de ser el astrólogo del Duque de Wallestein. Es 
                      cierto que la 
                      inclinaciones místicas de Kepler le hacían 
                      creer en una relación entre el 
                      Cosmos y el hombre, pero él mismo reconocía 
                      que una mente acostumbrada a 
                      la deducción matemática, cuando se enfrenta 
                      a las defectuosas bases [de 
                      la astrología], resiste mucho, mucho tiempo, como 
                      una mula obstinada, 
                      hasta que, empujado por las derrotas y las desgracias, pone 
                      el pie en ese 
                      sucio lodazal (5) Queda clara cuál era la opinión 
                      de Kepler respecto de 
                      la práctica astrológica, tal como era en su 
                      tiempo, que es lo mismo que 
                      decir tal como es ahora, porque apenas si ha variado... 
                      Newton suele ser 
                      utilizado también por los astrólogos. Se cuenta 
                      una anécdota en la que 
                      Edmund Halley le reprochó a Newton su interés 
                      sobre la astrología, pues 
                      éste había hecho un informe sobre ella en 
                      la Cámara de los Lores. Por lo 
                      visto, Newton le contestó: Señor, yo he estudiado 
                      el tema, usted no (6). 
                      Un testimonio bastante impresionante, que se ha aplicado 
                      varias veces a 
                      los astrónomos que firmamos cartas contra la astrología. 
                      Sin embargo, 
                      T.S. Cowling, profesor de matemáticas en la Universidad 
                      de Leed,, 
                      investigó la supuesta historia, y descubrió 
                      que el contexto de la 
                      contestación de Newton es muy diferente del dado 
                      por los astrólogos. 
                      Aparentemente Halley le criticaba a Newton su interés 
                      en la religión 
                      cristiana y en la Biblia, nada respecto de la astrología 
                      (7). Es cierto 
                      que Tycho Brahe practicó y creyó en la astrología. 
                      Para él, todo lo que 
                      había en el mundo tenía un sentido, y los 
                      planetas servían para predecir 
                      catástrofes. Pero ello no es de extrañar en 
                      la época en que vivió, 
                      sabiendo que además de la astronomía también 
                      practicó la alquimia. No se 
                      menciona normalmente a Galileo quien abominaba de todas 
                      las sinrazones 
                      astrológicas de Kepler. En definitiva, los autores 
                      de la revolución 
                      copernicana, tan a menudo empleados por los astrólogos 
                      para justificarse, 
                      tampoco proporcionan un argumento contundente a favor de 
                      la
                    pag-32
                    astrología. Algo similar sucede con gente de nuestra 
                      época, como Carl 
                      Sagan. Me ha sorprendido que durante estos debates que ha 
                      provocado el 
                      manifiesto español, no hayan recordado los astrólogos 
                      (quizá no lean 
                      demasiado...) que Sagan no quiso firmar el manifiesto americano. 
                      En 
                      realidad, si no lo hizo fue porque no le gustaba el tono, 
                      un tanto 
                      autoritario, porque no merecía la pena hablar del 
                      mecanismo de la 
                      astrología, y no porque creyera que era válida. 
                      Es bien conocida por el 
                      contrario su postura militante en contra... A quien siempre 
                      citan es a 
                      Carl Gustav Jung. De hecho, muchos astrólogos españoles 
                      tienen (si acaso 
                      leves) conocimientos de psicología. (Como veremos 
                      más adelante la 
                      psicología puede decir mucho en este tema...) Dejando 
                      aparte que Jung se 
                      creyera casi todo lo referente a lo paranormal, como muchos 
                      de la escuela 
                      psicoanalítica (en el fondo el psicoanálisis 
                      no es sino una 
                      pseudociencia), la verdad es que investigó mucho 
                      la astrología, hizo 
                      pruebas y concluyó: los resultados de estos estudios 
                      son claros y no hace 
                      falta ningún tipo de comentario: no existe correlación 
                      entre los rasgos 
                      de carácter de los individuos y los signos bajo los 
                      cuales han nacido. 
                      Por supuesto, esto no lo citan los astrólogos que 
                      invocan a Jung para 
                      justificar un mecanismo de actuación de los astros 
                      sobre las personas, a 
                      través de resonancias, de fenómenos acausales, 
                      de sincronicidades, 
                      arquetipos y semejantes desatinos.
                    La precisión que no era
                    Un punto fundamental en la discusión sobre la astrología 
                      es mentar una 
                      vez más el tema de la precesión de los equinoccios. 
                      Este hecho, conocido 
                      desde antiguo es tenido en cuenta por algunos astrólogos 
                      -los llamados 
                      sidéreos- pero no por los demás -llamados 
                      trópicos. (Los astrólogos 
                      españoles suelen decir sideral o tropical, una mala 
                      traducción del 
                      inglés, como hablan de tiempo sideral en vez de sidéreo 
                      y de año tropical 
                      en vez de trópico) Los astrólogos se enfadan 
                      mucho cuando se les dice 
                      que, debido a la precesión, los signos del zodiaco 
                      y el cielo no 
                      concuerdan. Se enfadan tanto que intentan contraatacar acusándonos 
                      a los 
                      astrónomos por emplear el término punto Aries, 
                      que tampoco está en Aries, 
                      y cosas por el estilo. Sin embargo es importante este desfase 
                      entre 
                      constelaciones y zodiaco astrológico por una razón: 
                      las características 
                      de los signos tienen mucho que ver con el animal que las 
                      representa en el 
                      zodiaco. Este hecho no es sino una ley de analogía 
                      común a muchas 
                      prácticas de origen mágico. Como en el vudú 
                      el muñeco es una 
                      representación del hombre, como en la auriculoterapia 
                      la oreja representa 
                      el cuerpo humano, como los homeópatas dicen en su 
                      principio lo similar 
                      cura lo similar, en la astrología tenemos esta transmisión 
                      de analogías 
                      por todos los lados. Dos ejemplos claros:
                    * La constelación de Pisces representa a unos peces. 
                      Sabemos que los 
                      peces viven en el agua, así que este signo Piscis 
                      será un signo de agua.
                    * El planeta Marte es rojo. La sangre es roja. La sangre 
                      se vierte en 
                      guerras y catástrofes. Así que a este planeta 
                      le llamamos como el dios de 
                      la guerra, y su influencia será en este sentido.
                    Por supuesto no todo funciona así, pero en general 
                      podemos hablar de que 
                      la astrología plasma las características de 
                      las constelaciones zodiacales 
                      en los nativos de una cierta época, precisamente 
                      cuando el Sol atraviesa 
                      esa constelación. Sabemos que las constelaciones 
                      no son sino arbitrarias 
                      agrupaciones de estrellas, que están a diferentes 
                      distancias de nosotros, 
                      que tienen diferentes tamaños sobre la eclíptica, 
                      que de hecho hay 
                      catorce y no doce constelaciones zodiacales (hay que añadir 
                      Ophiucus y 
                      Cetus), que otras culturas veían cosas diferentes 
                      (las doce 
                      constelaciones zodiacales chinas son bastante diferentes, 
                      sólo en unos 
                      pocos casos podemos hacer una relación. Por otro 
                      lado, los babilonios 
                      tenían primitivamente dieciocho y no doce signos...) 
                      Pero es que además, 
                      las fechas que nos dan para cada signo no son válidas, 
                      con lo cual la 
                      influencia -la que sea- no tiene nada que ver con el cielo, 
                      sino acaso 
                      con la órbita de la Tierra alrededor del Sol. En 
                      resumen: la astrología 
                      bien poco tiene de logia y bien poco de astro. Como decía, 
                      la astrología 
                      la sidérea considera los signos de manera diferente 
                      y sí tiene en cuenta 
                      la precesión. Pero entonces tenemos dos prácticas 
                      irreconciliables dentro 
                      de la astrología: ¿qué pasa si juntamos 
                      a un astrólogo de cada escuela? 
                      Deberían cada uno justificar su visión del 
                      asunto, tirarse los puñales 
                      ellos... Pues no, aun siendo obvio que una diferencia de 
                      casi dos signos 
                      (de casi 60º)cambia las cosas terriblemente, entre 
                      ellos se arreglan 
                      bastante bien, al menos cuando están delante del 
                      enemigo común (un 
                      científico en el caso del que hablo...) Digo esto 
                      como muestra del poco 
                      interés que existe entre los astrólogos por 
                      poner en claro las 
                      contradicciones de su doctrina.
                    pag-33
                    La visión geocéntrica
                    Cuando comentamos que la visión del mundo que proporciona 
                      la astrología 
                      es geocéntrica los astrólogos arremeten como 
                      fieras. Por supuesto que 
                      ellos saben que la Tierra da vueltas alrededor del Sol... 
                      ¿Seguro? Hay un 
                      punto importante en todo este asunto y es que casi todas 
                      las escuelas 
                      astrológicas consideran que una conjunción 
                      es muy importante, pero para 
                      los planetas interiores a la Tierra no diferencian entre 
                      conjunción 
                      superior o inferior. Esto es evidentemente una consecuencia 
                      del origen 
                      geocéntrico de la astrología. Sabemos sin 
                      embargo que la distancia varia 
                      enormemente sea un caso o el otro. Hay bastantes astrólogos 
                      (yo me he 
                      encontrado con unos cuantos) que justifican su visión 
                      geocéntrica del 
                      tema porque al fin y al cabo se habla del efecto sobre el 
                      hombre, que 
                      está aquí en la Tierra. ¿Qué 
                      pasará cuando haya colonias espaciales? 
                      Seguro que logran adaptar su práctica a estas cosas... 
                      Sólo nos queda 
                      por saber si la influencia de la Tierra será buena 
                      o mala.
                    La astrología es para latitudes bajas
                    Un aspecto que se suele olvidar es que el origen de la 
                      astrología 
                      occidental se dio en latitudes en torno a los 30º. 
                      Una parte fundamental 
                      del quehacer del astrólogo supone levantar las casas, 
                      que vienen de 
                      proyectar el horizonte sobre la eclíptica. Los puntos 
                      de corte son lo que 
                      se llama el ascendente y el descendente. La proyección 
                      del primer 
                      vertical da los puntos llamados MC e IC (medio cielo y cielo 
                      inferior) 
                      Con ellos se divide el circulo en doce secciones, de tamaño 
                      variable, 
                      según la latitud, que se denominan casas. Hay diversos 
                      sistemas para 
                      realizar esto, que se llama domificación, que coinciden 
                      para un lugar en 
                      el ecuador, peto que divergen según nos acercamos 
                      a latitudes altas. Para 
                      los polos no hay forma de hacerlo, y para lugares más 
                      allá del circulo 
                      polar sucede que es normal que todos los planetas se encuentren 
                      por 
                      debajo del horizonte, en las casas de I a la VI. Sucede 
                      que para los 
                      astrólogos, un planeta en una casa bajo el horizonte 
                      supone un aspecto de 
                      la personalidad que no se desarrolla. Esto quiere decir 
                      que mucha gente 
                      del norte del mundo debe tener personalidades vagas, sin 
                      desarrollar... 
                      Evidentemente, esto resulta bastante increíble.
                    A vueltas con los planetas
                    Los astrólogos pocas veces logran explicar porqué 
                      introducen en sus 
                      horóscopos planetas descubiertos posteriormente a 
                      la configuración de la 
                      astrología por Ptolomeo. O por qué no se habían 
                      dado cuenta de que antes 
                      las cosas no iban bien al faltar esas influencias. Urano 
                      (Herschel, 
                      1781), Neptuno (Galle, 1846) y Plutón (Tombaugh, 
                      1930) son usados en 
                      muchos de los horóscopos como si tal cosa. Más 
                      aún, he visto a gente que 
                      incluye algún asteroide como Quirón, que en 
                      el tiempo de su 
                      descubrimiento fue considerado el décimo planeta. 
                      Es probable que se 
                      descubran más planetas. Es un hecho que en el sistema 
                      solar hay muchos 
                      más cuerpos que los planetas, no hace falta que los 
                      enumere. Nunca me 
                      han logrado explicar por qué unos valen y otros no. 
                      Por otro lado, más 
                      allá hay cuerpos muy masivos y muy luminosos, todo 
                      el zoo astrofísico, 
                      que parece no importar para nada. Atención, porque 
                      resulta que un 
                      astrólogo me contestó a esto diciendo que 
                      lo que pasaba es que las 
                      estrellas están muy lejos, y por lo tanto su efecto 
                      es conjunto... 
                      ¡Impresionante! Resulta que no consideran las distancias 
                      dentro del 
                      sistema solar, pero sí los de más allá. 
                      Resulta curioso ver cómo los 
                      efectos de los planetas tienen que ver con su nombre, como 
                      ya se había 
                      comentado al hablar de las similitudes. Aun concediendo 
                      que los nombres 
                      de los planetas conocidos desde la antigüedad tuvieran 
                      realmente algo que 
                      ver con sus efectos, ¿cómo explicar lo que 
                      sucede con los nombres de 
                      Urano, Neptuno o Plutón, nombres de los que conocemos 
                      la historia? Por 
                      ejemplo, Urano se llamó durante un tiempo Herschel, 
                      aunque su descubridor 
                      le llamo Georgium, en honor del rey de Inglaterra. O Plutón, 
                      a quien le 
                      dio el nombre una niña de once años. Por cierto, 
                      que he leído en algún 
                      texto de astrología que el nombre tiene relación 
                      con el perro Pluto de 
                      Mickey Mouse. Todo esto es falso, pero no deja de ser gracioso... 
                      (¿Walt 
                      Disney influenciándonos desde el cielo?) Un hecho 
                      curioso, que tampoco ha 
                      salido a la luz en el debate que se viene dando en España 
                      es la teoría 
                      que John A. Nelson publicó en 1951 sobre las perturbaciones 
                      en las 
                      radiocomunicaciones. (Lo dicho: los astrólogos españoles 
                      casi no se 
                      enteran de lo que se cuece en el mundo. Algo que me ha sorprendido 
                      es la 
                      poca capacidad que muestran para debatir con argumentos 
                      interesantes, me 
                      imagino que por desconocimiento). Resulta que analizando 
                      los días en que 
                      se producían perturbaciones en las comunicaciones 
                      en onda corta, este 
                      americano encontró una correlación con las
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                    posiciones planetarias heliocéntricas de Mercurio, 
                      Venus, Tierra, Marte, 
                      Júpiter y Saturno. Cuando don planetas se encontraban 
                      a separaciones 
                      angulares de 0, 90, 180 o 270 grados, había perturbaciones. 
                      Sus gráficos 
                      eran impresionantes y la estadística parecía 
                      fiable. Esto concordaba con 
                      la idea de que la influencia de los planetas venia por una 
                      distorsión de 
                      la magnetosfera terrestre, algo que algún científico 
                      había propuesto no 
                      sólo para este caso sino también para la actividad 
                      solar. ¿Cómo explicar 
                      esto? P. Ianna y CL. Margolin, astrónomos del Observatorio 
                      McCormick en 
                      Charlottesville, Virginia, estudiaron el caso (8), encontrando 
                      que si 
                      sustituían los días de las posiciones críticas 
                      de planetas por fechas 
                      aleatorias la distribución era la misma. Más 
                      aún, Jean Meeus, el conocido 
                      astrónomo aficionado belga logró una correlación 
                      similar (incluso más 
                      aguda) entre los días de perturbación radio 
                      y las fechas en que los 
                      satélites rusos de la serie Cosmos habían 
                      caído a la Tierra o habían sido 
                      recogidos (9). En definitiva, esto nos recuerda el gran 
                      peligro que 
                      entraña el trabajo estadístico. En este caso 
                      tenemos dos muestras de 
                      fechas aleatorias (o casi): los días de perturbación, 
                      y los días de 
                      posiciones relevantes de ciertos planetas. Y logramos una 
                      correlación 
                      que, evidentemente no supone una relación causa-efecto. 
                      Lo mismo se puede 
                      aplicar a las supuestas relaciones entre posiciones planetarias 
                      y 
                      actividad solar, o variaciones en el campo magnético 
                      de la Tierra.
                    La batalla de la Luna
                    La Luna es la favorita de los astrólogos. Como produce 
                      los mareas que 
                      vemos en el mar, es fácil justificar su influencia 
                      sobre los terráqueos, 
                      que al fin y al cabo tenemos una alta proporción 
                      de agua (un 80%).Como 
                      comentaba I. Kelly, este silogismo es semejante al siguiente: 
                      Los perros 
                      tienen cuatro patas. Los gatos tienen cuatro patas. Por 
                      lo tanto, los 
                      gatos son perros. (10) Esta teoría, llamada de marca 
                      biológica, fue 
                      propuesta y explicada por el psiquiatra Arnold Lieber (11). 
                      Más aún, se 
                      relaciona la Luna con el periodo menstrual (aunque las estadísticas 
                      
                      muestran que no hay tal correlación..), se habla 
                      de lunáticos, de 
                      asesinatos durante la Luna llena, avalado por estadísticas, 
                      por 
                      declaraciones de policías y médicos. Realmente, 
                      si uno mira 
                      cuidadosamente los estudios, encuentra que hay de todo: 
                      unos a favor y 
                      otros en contra. Lo cierto es que en los estudios no se 
                      considera la 
                      existencia de otros factores (por ejemplo, que la Luna llena 
                      caiga en fin 
                      de semana, o a finales de mes) que pueden introducir sesgos 
                      importantes. 
                      Peor aún, un efecto que se detecta en una población 
                      no puede ser 
                      reproducido en otra cercana. En definitiva, resulta muy 
                      sospechoso todo 
                      esto de la Luna. Por otro lado, si uno echa cuentas, como 
                      hicieron Culver 
                      e lanna (12), el efecto de marea es bastante dudoso. Para 
                      que la marea 
                      sea importante, se tienen que dar dos condiciones: el cuerpo 
                      tiene que 
                      tener una gran masa y grandes dimensiones. Está claro 
                      que esto se 
                      verifica para los océanos. Pero no para un río 
                      o un lago, en los cuales 
                      apenas si se detecta marea. Por supuesto, en una persona 
                      este tirón de la 
                      Luna es despreciable. Y además es mucho menor que 
                      el de objetos o seres 
                      cercanos. Por ejemplo, sobre un niño que está 
                      naciendo, la madre ejerce 
                      una fuerza de marea unos 12 millones de veces mayor que 
                      la Luna. La 
                      comadrona a su vez produce una marea sobre la criatura de 
                      2 millones de 
                      veces la lunar. El hospital a su vez contribuye con 7 millones 
                      de veces 
                      la marea lunar. Algunos hacen recaer el efecto de la Luna 
                      en una especie 
                      de resonancia, de manera que el leve efecto lunar se ve 
                      multiplicado. 
                      Esto es como aquello del ejército que pasaba un puente 
                      y tenían que 
                      romper el paso, para evitar que la vibración entrara 
                      en resonancia y se 
                      rompiera el puente. Lo que no explican, como no lo hace 
                      un astrónomo 
                      inglés, Perey Seymour, entusiasmado con esto (ver 
                      referencia 5), es qué 
                      órgano es el que entra en resonancia, o como se produce. 
                      Como comentaba 
                      un astrofísico amigo mío, lo único 
                      que es cierto en el tema de la 
                      influencia lunar es que casi todos los asesinatos se producen 
                      o bien la 
                      semana antes o bien la de después de la Luna llena 
                      o la Luna nueva...Todo 
                      lo demás, es falso.
                    El efecto Marte
                    El psicólogo francés Michel Gauquelin, (junto 
                      con su esposa) se ha 
                      convertido, desde hace unos años, en una referencia 
                      obligada por todo 
                      astrólogo que quiera justificarse. Tras diversos 
                      estudios sobre 
                      astrología, en los que invariablemente mostraba cómo 
                      no funcionaba en 
                      absoluto, encontró un hecho curioso. Analizó 
                      las fechas de nacimiento de 
                      unos 2.088 deportistas de élite franceses, y descubrió 
                      que gran parte de 
                      ellos tenían a Marte en el momento de nacimiento 
                      bien saliendo sobre el 
                      horizonte bien justo tras su culminación. Dada la 
                      respetabilidad de que 
                      entonces disfrutaba Gauquelin se hicieron muchos estudios 
                      sobre su 
                      trabajo. La historia es
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                    larga y complicada, pero conviene destacar unos cuantos 
                      puntos 
                      interesantes:
                    * para que funcionara el efecto Marte los partos debía 
                      de ser naturales. 
                      No iba bien con las cesáreas o partos provocados;
                    * cuanto más famoso era el deportista, mejor. Esto 
                      se ha dado en llamar 
                      efecto créme-de-la-créme;
                    * algunos deportes no valían, por ejemplo el baloncesto 
                      era un desastre, 
                      por lo que se le eliminó de la muestra.
                    El haber realizado esta selección para mejorar sus 
                      resultados pone 
                      bastante en entredicho todo el trabajo...) Un comité 
                      belga propuso 
                      diversos tests, que no fueron cumplidos por completo por 
                      la investigación 
                      de Gauquelin. Por otro lado, los deportistas americanos 
                      no mostraban el 
                      efecto (salvo si la muestra la escogía Gauquelin) 
                      Los deportistas que no 
                      fueran agresivos (según definición de Gauquelin)tampoco 
                      lo mostraban. En 
                      resumen, aunque podría realmente haber un efecto, 
                      la investigación no era 
                      correcta, ni la estadística aplicada adecuada. Se 
                      sucedieron réplicas y 
                      contrarréplicas (13), quedándose al final 
                      Gauquelin completamente 
                      apartado de la sección seria del asunto, pero encontrando 
                      un nuevo hogar 
                      en todos los congresos de astrólogos. Posteriormente 
                      ha ido encontrando 
                      nuevas correlaciones: militares, científicos, y un 
                      largo etcétera tienen 
                      a ciertos planetas en ciertos lugares de su cielo natal. 
                      Gauquelin dice 
                      disponer de una base de datos con varios millones de ejemplos, 
                      pero no 
                      puede convencer a nadie de que su efecto no es un artefacto 
                      de la 
                      estadística. Finalmente, aunque sus efectos fueran 
                      reales, bien poco 
                      sirven de ayuda, pues ni la presencia de un planeta en el 
                      lugar adecuado 
                      significa el éxito en cierta profesión ni 
                      lo contrario.
                    La conexión psicológica
                    Es cierto que muchas personas creen al leer una caracterización 
                      
                      astrológica que ésta es correcta. Pero se 
                      han realizado bastantes pruebas 
                      (una recopilación de los mismas se puede encontrar 
                      en 14) y queda claro 
                      que la gente se contenta con lo que le digan, sea su carta 
                      astral o justo 
                      la contraria. Gauquelin envió a bastantes personas 
                      un horóscopo de un 
                      asesino y casi todos le contestaron que lo encontraban muy 
                      ajustado a su 
                      personalidad. En esta faceta de lo astrología influye 
                      el llamado efecto 
                      Barnum o cliché psicológico, por el cual una 
                      afirmación sobre la 
                      personalidad de uno mismo es fácilmente aceptada 
                      como propia por 
                      cualquier otra persona. En ello ayudan además otros 
                      factores, como el 
                      hecho de que la astrología se nos presenta como un 
                      cuerpo doctrinal 
                      perfecto, que nos habla de nosotros que nos justifica algunas 
                      tendencias 
                      nuestras y no nos lo achaca a nuestra psique o educación. 
                      Parece que si 
                      somos idiotas no es del todo culpa nuestra. También 
                      ayuda el tener que 
                      pagar por ello, pues es claro que lo bueno no se da gratis... 
                      Aparte de 
                      esto, muchas de las afirmaciones de un horóscopo 
                      son bastante vagas, de 
                      manera que es fácil asumirlas. Normalmente sus caracterizaciones 
                      son 
                      aplicables a muchas personas. Por ejemplo, si un astrólogo 
                      dice que 
                      alguien tuvo una enfermedad de niño, o que en la 
                      escuela algunas 
                      asignaturas le resultaban más difíciles (por 
                      ejemplo las matemáticas para 
                      una gran parte de la población) es muy probable que 
                      acierte. También se 
                      produce un efecto de feedback(retroalimentación) 
                      reforzante, por el que 
                      el sujeto, al creer acertadas unas cosas, tiende a creerse 
                      otras con las 
                      que en principio no estaría de acuerdo. Otros efectos 
                      se producen si la 
                      práctica astrológica se da en una consulta. 
                      Me refiero principalmente a 
                      la lectura fría, método empleado por lo ilusionistas 
                      del tipo mentalista 
                      que consiste en aprovechar las reacciones inconscientes 
                      de las personas 
                      para aprender detalles sobre las mismas. Son efectos comunes 
                      a 
                      ilusionistas, adivinos y presuntos psíquicos contra 
                      los que se ha de 
                      estar preparado. (Los buenos jugadores de mus o póker 
                      suelen hacerlo muy 
                      bien).
                    Test a los astrólogos
                    Los astrólogos no resultan ser capaces de demostrar 
                      sus afirmaciones. En 
                      el recuadro adjunto se ve un resumen de los diversos tests 
                      llevados a 
                      cabo. No se ha logrado encontrar correlación entre 
                      la actividad 
                      profesional y el signo, o los planetas, tampoco parece haber 
                      signos 
                      compatibles e incompatibles ya he comentado que la Luna 
                      no tiene nada que 
                      ver con lo que nos pasa aquí, las predicciones de 
                      los astrólogos a los 
                      medios de comunicación son peores que la estimación 
                      del IPC anual (los 
                      españoles no superan el 20% de aciertos) y para colmo, 
                      uno de los pocos 
                      tests serios que se han realizado sobre la habilidad de 
                      los astrólogos 
                      para hacer cartas natales correctas mostró claramente 
                      que una elección al 
                      azar producía más aciertos (15). En esta prueba, 
                      se guardó un protocolo 
                      de doble ciego (ni el experimentador ni
                    pag-36
                    los experimentados sabían si el sujeto a examen 
                      era válido para la prueba 
                      o un control), y se les pedía a los astrólogos 
                      escogidos por el National 
                      Council of Geocosmical Research, una de las más importantes 
                      asociaciones 
                      astrológicas americanas, que eligieran entre los 
                      tres perfiles 
                      psicológicos que les daban cuál se ajustaba 
                      mejor a la fecha y lugar de 
                      nacimiento que también se les proporcionaba. El perfil 
                      psicológico había 
                      sido realizado por psicólogos conforme al CPI (California 
                      Personality 
                      Inventory, un test que consiste en 480 preguntas de respuestas 
                      verdadero 
                      / falso que proporciona información sobre 18 rasgos 
                      psicológicos del 
                      individuo). Al azar es esperable acertar una de cada tres 
                      veces, y aunque 
                      en principio los astrólogos debieran haber acertado 
                      en todos los casos, 
                      se consideraba que acertando un 50% de las veces quedaría 
                      demostrada su 
                      capacidad. Como comentaba, el resultado era más o 
                      menos el del azar (de 
                      hecho un poco menor). Lo curioso del coso es que los astrólogos 
                      siguen 
                      sin prestar importancia a resultados como el de Carlson, 
                      aduciendo que lo 
                      que pasó es que esos astrólogos eran malos. 
                      Por supuesto, se pueden 
                      realizar más tests, y de verdad yo estaría 
                      encantado de participar en 
                      ellos si hace falta. Pero evidentemente, para mi ha quedado 
                      
                      suficientemente demostrada la incapacidad de los astrólogos. 
                      Y han de ser 
                      ellos los que se encarguen de demostrar la veracidad de 
                      sus asertos, como 
                      comentaba al principio.
                    Concluyendo
                    Todo lo que se ha venido comentando en este artículo 
                      puede no ser más que 
                      agua de borrajas. Aun teniendo en cuenta el impacto de la 
                      campaña 
                      antiastrológica, la situación actual es bastante 
                      penosa: hay empresas que 
                      consultan a astroeconomistas para sus decisiones, o para 
                      contratar 
                      personal, todas los cadenas de televisión tienen 
                      su astrólogo e incluso 
                      el Teletexto tiene una sección de horóscopos... 
                      Desde luego, yo espero 
                      que unos cuantos os sintáis lo bastante interesados 
                      como para profundizar 
                      en el tema. Comprendo que haya muchas personas que piensen 
                      que es una 
                      pérdida de tiempo el meterse con la astrología 
                      (aunque espero que nadie 
                      de los asistentes se la crea...). Lo considero un tema lo 
                      suficientemente 
                      relevante como para en las agrupaciones astronómicas 
                      se le dedique un 
                      poco de tiempo, y por eso me gustaría antes de terminar 
                      proponer algunas 
                      actividades posibles. Por un lado, se puede lograr una gran 
                      difusión 
                      local del manifiesto da los astrónomos manteniendo 
                      caliente el debate por 
                      algún tiempo. Las cartas a los periódicos 
                      se suelen publicar (aunque no 
                      siempre) y ahí puede haber una pequeña tribuna 
                      para difundir ideas acerca 
                      de este tema. Muchos periódicos incluyen predicciones 
                      astrológicas en sus 
                      páginas. Muy pocos de ellos, sin embargo, incorporan 
                      una sección similar 
                      sobre la astronomía. Una labor de las agrupaciones 
                      que veo fundamental es 
                      luchar por que la astronomía sea noticia, aunque 
                      sea una vez al mes. No 
                      es complicado para nosotros elaborar una nota de prensa 
                      sobre el cielo de 
                      cada mes que, seguro, muchos periódicos podrían 
                      incluir. Hubo una 
                      iniciativa en EEUU, promovida por el CSICOP (Committee for 
                      the Scientific 
                      Investigation of the Claims of the Paranormal), en la que 
                      se envió a 
                      todos los medios de comunicación una nota en la que 
                      se hablaba de la 
                      astrología, y se proponía que si decidían 
                      continuar incluyendo los 
                      horóscopos, al menos pusieran al principio una nota 
                      (como se hace con los 
                      paquetes de tabaco). El texto de la nota no es lo importante, 
                      aunque el 
                      que se proponía venía a decir: La siguiente 
                      predicción astrológica debe 
                      entenderse solamente como un entretenimiento. Este horóscopo 
                      no tiene 
                      nada que ver con hechos científicos o demostrables. 
                      Hay que reconocer que 
                      sólo unos cien periódicos y revistas americanos 
                      incluyen una nota 
                      similar, pero es un paso adelante. Si los medios de comunicación 
                      reciben 
                      cartas en este sentido, quizá consideren la posibilidad 
                      de incluir el 
                      aviso. (Esto lo hago extensivo a las televisiones, al teletexto...) 
                      Otra 
                      acción que se podría tomar es la redacción 
                      de un manifiesto similar al de 
                      los científicos. Realmente, bien poco habría 
                      que cambiar en él para poder 
                      dar cabida a los aficionados a la astronomía. Me 
                      gustaría poder saber 
                      vuestra disposición a una campaña de este 
                      tipo. En España existe una 
                      agrupación que se dedica, como el CSICOP americano, 
                      a favorecer la 
                      investigación crítica de los fenómenos 
                      paranormales, de las 
                      pseudociencias, y que se pone a disposición de todo 
                      aquél que quiera una 
                      información veraz sobre estos temas: Alternativa 
                      Racional a las 
                      Pseudociencias, y edita un boletín llamado La Alternativa 
                      Racional. No 
                      quiero ser demasiado proselitista, pero me parece que las 
                      agrupaciones 
                      astronómicas podrían encontrar interesante 
                      la información de ARP, y por 
                      otro lado, en ARP estamos deseosos de poder contar con más 
                      gente 
                      interesada en estos temas: somos muy pocos ante tanto charlatán. 
                      Su 
                      dirección es el Apartado de Correos 6.112 de Bilbao, 
                      distrito postal 
                      48080. Finalmente, os hago un ruego: la información 
                      sobre el tema 
                      paranormal y 
                    pag-37
                    pseudociencias que aparece en los medios de comunicación 
                      es muy variada y 
                      muchas veces no nos llega noticias de ella, especialmente 
                      si hablamos de 
                      periódicos locales. Si os es posible enviárnosla, 
                      os estaríamos muy 
                      agradecidos.
                    Referencias:
                    (1) A. Franknoi, 1978, Mercury, Jan-Feb, 21
                    (2) Entre ellos, en castellano: J.C. Pecker, 1983, Mundo 
                      Científico, 
                      no.22, J.E. Armentia, M.A. Sabadell, 1990, Tribuna de la 
                      Astronomía, no. 
                      56/57, Julio / agosto, C. Inza, L. Ocaña, 1990, Tribuna 
                      de Actualidad, 11 
                      de Junio, A. Hernández, 1990, Conocer, nº. 111, 
                      Agosto. Y en inglés: I. 
                      Kelly, 1980, Mercury, Nov/Dec, I. Kelly, 1981, Mercury, 
                      Jan/Feb, T.G. 
                      Cowling, 1982, Quarterly J. of the R.A.S., 23, 515, J.Rotton, 
                      I. Kelly, 
                      1986, Mercury, May/Jun, A. Fraknoi, 1989, Sky an Telescope, 
                      Aug, 146.
                    (3) J.E. Armentia, 1990, Nuevo Siglo, 13, 129.
                    (4) O. Neugebauer, 1975, A history of ancient Astronomy, 
                      Springer-Verlag.
                    (5) Citado por P. Seymour, 1990, Astrology: the evidence 
                      of science, 
                      Arkana Books.
                    (6) Según cita una carta del astrólogo Carlos 
                      Bogdanich en la revista Más 
                      Allá, julio 1990.
                    (7) T.G. Cowling, 1977, Isaac Newton and astrology, Leeds 
                      University 
                      Press
                    (8) P.A. Ianna, C.J. Margolin, 1981, The Skeptical Inquirer, 
                      Fall, p. 32.
                    (9) Jean Meeus, 1982, The Skeptical Inquirer, Summer.
                    (10) I. Kelly, 1981, Mercury, Jan/Feb, p.13.
                    (11) A.L. Leiber, 1978, The lunar effect, Doubleday. Puede 
                      existir una 
                      traducción al español, aunque no estoy seguro.
                    (12) R. Culver, P.A. Ianna, 1984, The Gemini Syndrome, 
                      Prometheus.
                    (13) Ver el informe múltiple aparecido en The Skeptical 
                      Inquirer, Winter 
                      79/80.
                    (14) G. Dean, 1987, The Skeptical Inquirer, vol.XI nos.2 
                      y 3.
                    (15) S. Carlson, 1985, Nature, 318 (Dec5), 419.
                    Recuadro del que se habla en el texto
                    Test sobre la astrología
                    * J. McGervey estudió las fechas de nacimiento de 
                      6.457 políticos y 6.634 
                      científicos, encontrando que se repartían 
                      entro los diferentes signos 
                      completamente al azar.
                    * R. Bastedo estudió diferentes características 
                      de la personalidad 
                      (liderazgo, inteligencia, extraversión, habilidad 
                      artística, hasta más de 
                      veinte) en una muestra de 1 .000 personas. No aparecía 
                      ninguno de los 
                      efectos esperables según los astrólogos (preponderancia 
                      de algunos signos 
                      según qué cualidad, inhibición de otros).
                    * R. Culver comprobó para 300 personas diversas 
                      características físicas 
                      (tipo sanguíneo, color del pelo, tamaños de 
                      diversas partes del cuerpo, 
                      lateralidad altura, peso y muchas más) por ver si 
                      había alguna relación 
                      con el signo zodiacal. No apareció ninguna.
                    * B. Silverman analizó los signos de 2.978 personas 
                      casadas y 478 
                      divorciadas, sin poder encontrar tendencia de signos compatibles 
                      o 
                      incompatibles. También estudió a 1.600 estudiantes 
                      graduados en 
                      psicología, para ver si sus opiniones sobre igualdad, 
                      honestidad 
                      intelectualidad y otras 
                    pag-38
                    tenían algo que ver con el signo. Nada de nada.
                    * Snell, Dean y Wakefield estudiaron las biografías 
                      de dos muestras de 
                      1.500 lideres escogidos al azar, para ver sus rasgos. Según 
                      los 
                      astrólogos Virgo es un signo de liderazgo. Sin embargo 
                      no había más 
                      nativos de Virgo que de otros signos.
                    * J.T. Bennet y J.R. Barth estudiaron los signos regidos 
                      por Marte y las 
                      listas de reclutamiento en el ejército americano 
                      (allí esto es 
                      voluntario...) no encontrando, como cabría esperar 
                      según los astrólogos, 
                      que estos signos fueran más abundantes que los otros.
                    * J. Noblitt intentó comprobar la idea astrológica 
                      de que las relaciones 
                      angulares entre planetas (aspectos) en el momento del nacimiento 
                      servían 
                      para predecir las características de las personas. 
                      No encontró ninguna 
                      relación que lo probara.
                    * M Gauquelin estudió si había relación 
                      entre el signo y la ocupación 
                      para 15.560 profesionales de éxito. Comprobó 
                      también si hay herencia 
                      astrológica (el niño tiende a nacer con similares 
                      rasgos astrológicos que 
                      la madre o el padre). Lo hizo para 7.946 individuos y 3.923 
                      pares hijo-
                      padres. También buscó la validad de varios 
                      grupos de signos zodiacales, 
                      que se describen como positivos o negativos, (introversión 
                      o 
                      extraversión), estudió las triplicidades (signos 
                      de cada uno de los 
                      elementos clásicos: tierra, agua, aire o fuego) asociadas 
                      a 
                      características psicológicas como actividad, 
                      estabilidad o adaptabilidad. 
                      Ninguna de las hipótesis astrológicas pudo 
                      confirmarse. El mismo 
                      Gauquelin encontró, a partir de 1975, relaciones 
                      entre las posiciones que 
                      ocupaban ciertos planetas en el cielo en el momento del 
                      nacimiento y la 
                      ocupación de las personas, especialmente si habían 
                      destacado en ello. 
                      Así, Marte para los deportistas (no para los jugadores 
                      de baloncesto...), 
                      Saturno y los militares, Júpiter y los políticos. 
                      Se crea una comisión 
                      para investigar el efecto, pero los resultados son contradictorios. 
                      Todos 
                      los intentos de reproducir sus resultados por otros investigadores 
                      han 
                      dado resultados negativos.
                    * G.A. Tyson examinó relaciones entre la fecha de 
                      nacimiento y la carrera 
                      para 10.313 graduados universitarios: no encontró 
                      ninguna relación.
                    * C. Sherin estudió los asesinatos cometidos durante 
                      15 años en la 
                      provincia de Dade, Florida, (en total 1.687) encontrando 
                      que se agrupaban 
                      en torno al plenilunio y justo después del novilunio.
                    * Algo similar observó en Cuyahoga, Ohio (con 2.088 
                      homicidios 
                      estudiados): los homicidios aumentaban en los días 
                      posteriores a la Luna 
                      llena y nueva. Las diferencias entre ambos sitios se justificaron 
                      por 
                      diferencias en la latitud. Un estudio idéntico realizado 
                      por A. Pokornoy 
                      y J. Jachimczyk en el estado de Texas (en Harris con 2.494) 
                      no mostró 
                      semejante efecto.
                    * Cooke y Cooles, y Campbell y Beets analizaron la posible 
                      relación entre 
                      fase de la Luna y hechos como suicidios o admisión 
                      en hospitales 
                      psiquiátricos, no hallando ninguna, dentro de los 
                      errores estadísticos.
                    * Frey, Rotton y Barry estudiaron las llamadas hechas a 
                      la policía 
                      (ambulancia, incendios, violaciones, asaltos, vandalismo, 
                      llamadas 
                      obscenas y un largo etcétera, hasta 56 tipos). En 
                      50 de ellos no había 
                      relación con la Luna.
                    * D. Lester estudió los suicidios (25.137) y homicidios 
                      (20.500) en EEUU
                    pag-39
                    durante 1973, no dándose relación con la 
                      fase de la Luna.
                    * Kelly, Saklofsky y Culver han publicado este año 
                      un estudio en que 
                      comprueban que no hay relación entre la fase de a 
                      Luna y desastres 
                      acontecidos en los últimos 150 años (accidentes 
                      ferroviarios, en minas, 
                      naufragios, grandes asesinatos y secuestros...).
                    * R. Cuiver y P. Ianna estudiaron las 3.011 predicciones 
                      realizadas 
                      durante 5 años por famosos astrólogos americanos, 
                      viendo que no se habían 
                      cumplido más del 10%.
                    * Un estudio más reducido, llevado a cabo en la 
                      prensa española =or L. 
                      .Angulo demostró que como mucho acertaban un 20% 
                      de las veces (incluyendo 
                      en ello afirmaciones vagas como "habrá fuegos 
                      en los bosques españoles", 
                      "Gibraltar todavía no será español" 
                      y cosas por el estilo).
                    * En el Servicio Geológico de los EEUU se analizaron 
                      240 predicciones de 
                      terremotos de 27 astrólogos. El nivel de aciertos 
                      no era mayor del 
                      esperado por azar.
                    * Cummings et al., Neher, Lackey, Dwyer y Grange, Tyson, 
                      Carlson y Dwyer 
                      (otra vez) comprobaron diversas veces (un total de 230 personas) 
                      que los 
                      individuos son incapaces de distinguir entre su carta astral 
                      y la de otra 
                      persona. 
                    * Dean, entre otros, probó con 22 sujetos que en 
                      la carta astral que 
                      creían verdadera un 97% de lo dicho les parecía 
                      correcto, frente a sólo 
                      un 12% de lo dicho en la carta que se les había dicho 
                      era la opuesta. Lo 
                      curioso es que eso sucedía independientemente de 
                      que se les hubiera dicho 
                      la verdad o se les hubiera engañado. El mismo Geoffrey 
                      Dean eligió de 
                      entre una total de 1.198 los más extravertidos y 
                      los más introvertidos, 
                      según los resultados de un test de personalidad en 
                      total 60 de cada 
                      tipo. Las cartas astrales de estos sujetos se enviaron a 
                      45 astrólogos, 
                      principalmente americanos e ingleses, para que ellos discriminaran 
                      entre 
                      los dos tipos de personalidad. Otros 45 astrólogos 
                      hicieron la misma 
                      selección pero sin cartas. Los aciertos fueron en 
                      torno al 50%, es decir, 
                      lo esperable al azar, pero curiosamente, los astrólogos 
                      que no emplearon 
                      cartas lo hicieron mejor que los que tenían las cartas 
                      astrales...(S. 
                      Carlson hizo un test también sobre la capacidad de 
                      los astrólogos de 
                      encontrar la carta verdadera, como se indica en el texto).
                    pag-40
                    
                      Boletín de suscripción a La Alternativa Racional
                    Suscripción por cuatro números: España, 
                      Portugal y Andorra: 2.000 Pta. 
                      (Giro Postal, transferencia o domiciliación bancaria). 
                      Resto del mundo. 
                      US $ 30.00 (Giro Postal); US 35.00 (Cheque bancario).
                    El giro postal debe ir dirigido a Alternativa Racional 
                      a las 
                      Pseudociencias, cuenta postal nº 0-00-0.17.136.257 
                      (Caja Postal de 
                      Ahorros. Oficina 1302 9142-2).
                    Desde dentro de España también nos puede 
                      enviar un cheque nominativo 
                      cruzado a nombre de Alternativa Racional a las Pseudociencias. 
                      En ese 
                      caso añada 200 Pta. de gastos de tramitación.
                    Disponemos de algunos números atrasados, nos los 
                      podéis pedir al precio 
                      de 500 Pta. cada uno.
                    Si desea domiciliar el pago, haga dos fotocopias del cupón 
                      que viene a 
                      continuación. Envíe una a su entidad bancaria 
                      y otra a ARP - Apartado 
                      17026/28080 Madrid.
                    
                      Entidad bancaria:
                    Sr. Director
                    Le ruego que a partir de este momento y hasta nueva orden 
                      carguen en mi 
                      cuenta los recibos que le sean presentados por Alternativa 
                      Racional a las 
                      Pseudociencias (ARP).
                    Sin otro particular, reciba un cordial saludo de,
                    Firma:
                    
                      En ______________ a ___ de ___________ del99_
                    
                      Nombre y apellidos:__________________________________________
                      Dirección:
                      Datos particulares del lugar (si fusta necesario):________________
                      Calle o plaza:____________________________________________________
                      Ciudad: _________________ Provincia ______________________________
                      Código Postal: ____________ Estado_________País___________________
                    Nº de cuenta bancaria: ______________________________ 
                      Sucursal:________
                    
                      40
                    Libros
                    M. Quintana
                    Instalado como ya está en el mundo civilizado el 
                      movimiento Nueva Era 
                      (ritos mistéricos, doctrina del Tercer Ojo y similares), 
                      quizá convenga 
                      echar una mirada atrás en el tiempo para averiguar 
                      los orígenes 
                      socioeconómicos (las raíces materiales) en 
                      los que surgen y se 
                      desarrollan esta clase de nacionalismos populares. Con este 
                      propósito 
                      recomiendo un par de obras arrancadas a las fuentes más 
                      críticas de la 
                      antropología académica.
                    Titulo: Antropología cultural.
                      Autor: Marvin Harris
                      Editorial: Alianza Editorial (nº 1464, col. El Libro 
                      de Bolsillo). 773 
                      pp. Madrid, 1990.
                      Trad. de Vicente Bordoy y Francisco Revuelta.
                    Se trata de una nueva edición del antiguo Introducción 
                      a la Antropología 
                      Genera. Sorprende ver en él todo un apartado dedicado 
                      al creacionismo 
                      científico (ver cap. 2), en un estilo claramente 
                      afín al más corrosivo 
                      del Asimov que dedica artículos a la Mayoría 
                      Moral. En línea semejante 
                      pueden leerse explicaciones materialistas para el resurgir 
                      religioso y 
                      los predicadores televisivos (ver cap. 16).
                    El impulso más profundo y más característico 
                      del despertar religioso en 
                      Norteamérica no es la búsqueda del significado 
                      último, sino la búsqueda 
                      de soluciones a los problemas económicos y sociales 
                      que no están 
                      resueltos.
                    Escrito hace más de diez años no sólo 
                      sigue siendo válido para el 
                      contexto actual de los U.S.A., sino que confirma el argumento 
                      vigente 
                      respecto a las razones de la difusión
                    Título: La cultura contra el hombre.
                      Autor: Jules Henry
                      Editorial: Siglo XXI - 437 pp. México. 1967 (primera 
                      edición en 
                      castellano) Trad. de Francisco González Aramburu
                    En este caso me vais a perdonar por la fecha de su última 
                      edición (1975), 
                      que hace que resulte casi imposible dar con un ejemplar 
                      incluso en las 
                      librerías más voluminosas. Otra cosa que debo 
                      advertir es la irrelevancia 
                      de buena parte de sus capítulos para entender la 
                      influencia del 
                      pensamiento irracional y -su otra cara- el recelo mayoritario 
                      a la 
                      cultura científica. A este fin tan concreto sólo 
                      es recomendable la 
                      lectura de la primera parte (unas 100 páginas aproximadamente). 
                      Sin 
                      embargo, no debería ser ello óbice para intentar 
                      la búsqueda de un 
                      ejemplar, porque si globalmente es interesante, esta primera 
                      parte es 
                      sencillamente magnífica. Tampoco debería menospreciarse 
                      por su apariencia 
                      trasnochada, al tener por objeto la cultura norteamericana 
                      contemporánea 
                      de los años 60, pues eso no cambia la verdad del 
                      origen de esa hostilidad 
                      contra la ciencia, el gran creador de la obsolescencia. 
                      Ni menos aún por 
                      el hecho de que el enfoque crítico se inicie con 
                      un análisis de la 
                      publicidad y su filosofía monetaria, ya
                    pag-42
                    que esta resulta ser la clave de una economía de 
                      esta enfermedad social 
                      atontadora por el resto del mundo, basada en la obsolescencia 
                      
                      dinámica(tendencia irracional a comprar siempre lo 
                      último, para mantener 
                      un sistema productivo a todas luces insatisfactorio} y esa 
                      economía es a 
                      su vez sustento material de los modos de pensar, que son 
                      el centro de 
                      nuestro interés.
                    Esta clase de pensamiento -que acepte una prueba que no 
                      es prueba- es un 
                      factor intelectual esencial de nuestra economía, 
                      ya que si la gente 
                      pensase con cuidado sería difícil venderle 
                      (...). Con objeto de existir 
                      económicamente, tal cual somos, debemos tratar con 
                      todas nuestras 
                      fuerzas, de ser idiotas (...). El gobierno, con la connivencia 
                      de la 
                      gente, permite que se explote la tontería hasta cierto 
                      punto, con objeto 
                      de mantener una economía irracional"
                    Es de señalar que ni el autor ni la obra están 
                      dentro de lo que podríamos 
                      llamar militancia contra las pseudociencias. Es más, 
                      este concepto ni 
                      siquiera aparece a lo largo del libro, pero seguramente, 
                      en los tiempos 
                      que corren, al autor no le sorprendería en absoluto 
                      descubrir que hoy 
                      puede ser utilizable precisamente, y sobre todo, desde este 
                      punto de 
                      vista.
                    Nota de R.: Hay muchos amigos de ARP a los que les gustaría 
                      poder tener 
                      ésta y otras obras antiguas. En base a ello os rogamos 
                      que si la 
                      encontráis en alguna librería de segunda mano 
                      a un precio razonable 
                      (menos de 3.000 Pta.) nos lo hagáis llegar a la redacción 
                      de LAR 
                      (Apartado 904 / 20080 Donostia-San Sebastián-.)
                    Algunos libros que queremos conseguir son: "El triángulo 
                      de las Bermudas 
                      solucionado" de Larry Kusche, trabajos de Mario Roso 
                      de Luna sobre la 
                      teosofía española, etc.
                    Si algún lector quiere conseguir alguna obra de 
                      segunda mano le rogamos 
                      que nos escriba y publicaremos su petición en estas 
                      páginas.
                    pag-43
                    Alternativa Racional a las Pseudociencias.
                    La asociación Alternativa Racional a las pseudociencias 
                      (ARP) trata de 
                      fomentar la investigación crítica de las supuestas 
                      manifestaciones de lo 
                      paranormal y los hechos presuntamente situados más 
                      allá de los límites de 
                      la ciencia siempre desde un punto de vista escéptico, 
                      científico y 
                      responsable, y dar a conocer los resultados de tales investigaciones 
                      a la 
                      comunidad científica y al público en general.
                    Para alcanzar estos objetivos, la asociación:
                    Mantiene un equipo de personas interesadas en examinar 
                      críticamente las 
                      supuestas manifestaciones de lo paranormal y los hechos 
                      situados más allá 
                      de los límites de la ciencia.
                    Está en contacto con asociaciones similares de todo 
                      el mundo, 
                      estableciéndose para cada caso el tipo de relación 
                      que se estima 
                      conveniente.
                    Propicia y encarga investigaciones a estudiosos objetivos 
                      y neutrales de 
                      las áreas que sea necesario.
                    Prepara bibliografías de materiales publicados que 
                      analizan 
                      cuidadosamente los temas objeto de estudio.
                    Publica artículos, revistas, monografías 
                      y libros que examinan las 
                      supuestas manifestaciones de lo paranormal y los hechos 
                      presuntamente 
                      situados más allá de los límites de 
                      la ciencia.
                    Organiza conferencias y simposios, y asiste a los medios 
                      de comunicación 
                      para ponerse en contacto con la opinión pública.
                    No rechaza los hechos a priori, antes de investigarlos, 
                      sino que los 
                      examina objetiva y cuidadosamente antes de manifestarse 
                      al respecto.
                    Alternativa Racional a las Pseudociencias (ARP) es una 
                      entidad cultural y 
                      científica sin ánimo de lucro. La Alternativa 
                      Racional es el órgano 
                      informativo oficial de la asociación.
                    Apartado de correos 17.026
                      28080 Madrid